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jueves, 6 de mayo de 2010

Ojos que sí ven, corazón que sí siente

Continuando con los hérores anónimos de nuestra querida Argentina quería recordar a otro hombre de la Ciencia: el doctor Roberto Zaldívar. Para aquellos que les gustan las comparaciones, este mendocino de 50 años se encamina para ser el próximo Favaloro de la medicina criolla, aunque esperamos que con un final mucho más feliz que el que tuvo el cardiólogo platense.

Sólo tuve que buscar “oculista mendocino” para que Google me diera una lección: mejor era llamarlo oftalmólogo. El primer resultado de la búsqueda arrojó un premio que le dieron a Zaldívar en Boston. Fue el último 11 de abril, con el que se convirtió en el primer especialista de habla hispana en recibir esta distinción, otorgada por la Jan Worst Medal Award de ese estado norteamericano.

Si quieren saber lo que dice Wikipedia de Zaldivar, junto con los premios que obtuvo, pinchen aquí.

Su padre, Roger, fue el fundador del Instituto Zaldívar, lugar pionero en implementar la tecnología de las operaciones de láser en la década del 60. Por citar algunas personalidades, por en esta clínica fueron atendidos Susana Giménez, Julio Bocca, Jorge Guinzburg, Dady Brieva y José Luis Menotti.

Pero lo más loable de Roberto Zaldívar es la fundación que creó en 1990 y lleva su nombre. Esta atiende a personas sin ningún tipo de recursos de las más complejas intervenciones. Además, también lanzan programas dedicados a la población, como cuando asistieron a 6 mil estudiantes de escuelas rurales.

En fin, la idea era destacar a esta clase de personas, que además de ser excelentes profesionales, su buena leche no se pierde. Los argentinos ya perdimos a un ser humano completo como Favaloro. Es hora de que nos demos cuenta a tiempo de la gente que vale la pena. Ojos que sí ven, corazón que sí siente.


miércoles, 14 de abril de 2010

Camilo Cienfuegos, el padre de la democracia cubana que no fue


Nunca se sabrá. O sí. Quizás tengamos que esperar el avance de la tecnología o aguardar una máquina que nos transporte al pasado para descubrir si Camilo Cienfuegos, el único revolucionario cubano que pedía elecciones democráticas en ese país, fue asesinado o realmente sufrió un accidente entre a entre el 28 y el 29 de octubre de 1959.

Camilo Cienfuegos Gorriarán nació el 6 de febrero de 1932 y creció en una familia humilde. De hecho, este hijo de inmigrantes españoles tuvo que dejar sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes por problemas económicos. Es por eso, también, que en 1953 buscó suerte en Estados Unidos, aunque no pudo aguantar los maltratos sociales y la indiferencia.

Un año después, regresó a Cuba y se integró a las protestas estudiantiles -que cada vez eran más populares- contra el dictador de aquel país: Fulgencio Batista.

Posteriormente, en 1955, tuvo que exiliarse a Nueva York. Había sido herido durante una manifestación, era perseguido por el régimen y se encontraba sin trabajo. Pero muy poco duró su estadía (venció su permiso de residencia) hasta que fue expulsado hacia México, donde comenzaría su verdadero destino revolucionario. Allí conocería a Fidel Castro, con quien, junto a otros revolucionarios, acuerdan un golpe contra Batista. Sin embargo, Camilo no poseía entrenamiento militar, por lo que fue el último elegido para el ataque.

Sin embargo, rápidamente se encarga de dirigir varios pelotones y asciende al grado de capitán. Ostenta una gran amistad con el propio Fidel y con el comandante Ernesto "El Che" Guevara. El carisma de Camilo Cienfuegos era demasiado llamativo y muy provechoso para Castro y sus hombres. Tras el triunfo de la Revolución, fue designado Jefe Supremo del Ejercito Rebelde. Combatió en los levantamientos contra-revolucionarios y participó también en la Reforma Agraria, junto con "El Che".

Sin embargo, Camilo comenzó a tener roces y diferencias con Fidel Castro. Sumado a esto, el comandante Cienfuegos era muy querido por su humildad, sencillez y sonrisa franca, y una gran popularidad... tan popular como Castro. Además, era quizás el único revolucionario de alto mando que consideraba la idea de ofrecer elecciones democráticas en Las Islas. En fin, ostentaba ideas "contra-revolucionarias".

"Lo que más me impresionó de Cuba es cómo admiran a Cienfuegos. Muchos hablan del Che, de Fidel... pero todos, todos te hablan de Camilo", me decía mi primo al regresar de Cuba, algo que nunca se borró de mi memoria. Pasaron los años y nunca, pero nunca, el pueblo cubano lo olvidó.


SU MUERTE, UNA INCOGNITA
En el proceso revolucionario había rebeldes. Entre ellos estaba Huber Matos. El 19 de Octubre de 1959, este jefe militar de la provincia de Camagüey da un paso más en su distanciamiento del proceso al enviar por segunda ocasión una carta de renuncia a Fidel Castro.

Por ello, el líder revolucionario envía una carta a Cienfuegos con la orden de arrestar a Matos. Camilo viaja a Camagüey para cumplir la misión, pero... La carta, sin dudas, uno de los documentos más costoso en la historia de Cuba, hizo que Matos cumpliera veinte años de cárcel y que Cienfuegos nunca llegase a su destino.

Juan Orta, un ex-secretario de Castro le manifestó al joven poeta Iván Pórtela, cuando ambos estaban exiliados en la embajada de México: "Yo estoy plenamente convencido de que el avión de Camilo fue derribado por ordenes de Fidel Castro". Orta que estuvo tres años asilado en la embajada de México, continuo diciendo a Pórtela, "que estaba reunido con Fidel cuando Raúl Castro y Ernesto Guevara le plantearon a Fidel: Camilo se opone a cambios estructurales en el ejército rebelde, a lo que Fidel respondió. El plan será llevado a cabo, cueste lo que cueste, ni cien Camilos podrán oponérsele".


DATOS "CURIOSOS"

  • El piloto del Sea Fury que -supuestamente- despegó poco después que lo hiciese la avioneta de Cienfuegos desapareció.
  • El mecánico de avión que reportó que el caza británico traía una ametralladora completamente descargada murió ese mismo día. Un automóvil lo atropelló.
  • El pescador que declaró que había visto a una avión caza atacando una avioneta fue conducido a La Habana para ampliar las investigaciones y no se supo más de él.
  • El comandante Cristino Naranjo, amigo personal de Camilo y oficial de la Columna Invasora que este comandaba, quien había iniciado una investigación por su cuenta fue baleado a entrada del Campamento Libertad, porque -supuestamente- no se había identificado.
  • El capitán Manuel Beatón, poco después, se alzó en armas contra el gobierno en la Sierra Maestra, capturado y sumariamente ejecutado. No obstante, continúa Orta su relato, un miembro del tribunal, el teniente Agustín Onidio Rumbaut, logró entrevistarse con él mientras estuvo detenido y éste le confeso que Fidel Castro, Raúl Castro, Ernesto Guevara, Félix Torres y el informador Jorge Enrique Mendoza, eran los responsables directos de la muerte de Cienfuegos.
  • Días mas tarde, después de haber preparado un informe confidencial, el teniente Agustín Onidio Rumbaut murió en un “accidente de caza”.

Nunca se sabrá. O sí. Quizás, la Historia lo absuelva... a quien
quiere una Cuba libre, claro.






Documental del Instituto de la Memoria Histórica:

viernes, 2 de abril de 2010

La gente que me gusta

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace…

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.

Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó. Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.


Por Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (Paso de los Toros, Uruguay, 14 de septiembre de 1920 – Montevideo, Uruguay, 17 de mayo de 2009), más conocido como Mario Benedetti, fue un escritor y poeta uruguayo integrante de la Generación del 45, a la que pertenecen también Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, entre otros. Su prolífica producción literaria incluyó más de 80 libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de 20 idioma.

sábado, 12 de abril de 2008

Concierto en Joaquín Calamaro y Andrés Sabina


Sobran ganas de escribir sobre canciones y la ocasión pide la palabra de sabineros y calamareros. Vamos a llamar la atención de los primeros. Hoy volví a escuchar Dieguitos y Mafaldas y me cago de risa en los que digan que es un tema comercial. Ese flaco hijo de su puta madre no pudo nunca escribir una canción tan perfectamente lograda, artística y emocional... "sublime sin interrupción", diría mi tío citando a Paco Umbral. Pero no es esa la canción a la que me quiero referir. No, es otra muy distinta: "Por el boulevard de los sueños rotos". Quiero decirles, muy sinceramente, que cuando escucho esta canción viajo a México en la primera estrofa. Me siento en el mejor bar de la noche más cálida del otoño pasado con un tequila servido en mi mesa y disfruto. Veo pasar artistas de la talla de José Alfredo Jiménez, Observo pintar a FRIDA y escucho la aguardentosa voz de ella, de la dama de poncho rojo y piel de trigre: la Gran Chavela, promiscua tentadora de los placeres y vencedora de la muerte. Suena Macorina y la Paloma negra de los excesos hace que los terremotos mexicanos pasen de largo en ese bendito -por todos los cielos- boulevard de los sueños rotos. Mientras tanto, me tomo otro tequila y FRIDA no besa tan bien a Diego Rivera como sí a la Vargas. Pero la duda sigue, dando vueltas como mi cabeza por dentro. El interrogante se hace tan grande como la resaca de mañana. ¿Existe el Edén? ¿Existe Dios? ¿Existe el Boulevard de los sueños rotos? No lo sé. Y lo mejor de todo es que no quiero saberlo tampoco. Quiero seguir tomando tequilas, escuchando Macorina y viendo a Chavela besarse con Frida, a Diego, a José Alfredo, seguir con los tequilas y volar. Delirar. No quiero saber si existe o existió ese boulevard. No, yo no quiero...
Calamareros Me pasa algo muy extraño con Andrés últimamente. Olvidado ya el post en donde lo critiqué, quiero hacer mención a algo que seguramente traerá algo de polémica. Pero no voy a callar. No quiero que lo tomen a mal, pero hago esta pregunta, no sin antes una breve introducción: un jugador de fútbol puede tener suerte, un apostador puede tener suerte, un empresario puede tener suerte, un cura puede tener suerte, un militar puede tener suerte, un ladrón puede tener suerte, una madre puede tener suerte, un ser humano puede tener suerte... y un artista ¿puede tener suerte? Pues bien, creo que Andrés Calamaro puede gozar de algo de suerte. Creo que Andrés compone canciones muy profundas y no las sabe dedicar. Voy a citar un ejemplo: La Libertad. El loco se la dedica a los reclusos e inclusive cita, dentro de la canción a los presos. Estoy seguro de que no sólo contempla a los que perdieron la libertad por estar en cana, pero mi tan respetado Andrés se olvida de personas que perdieron la Libertad de otra forma, como por ejemplo mi caso... voy a decirlo brevemente: hace un año perdí totalmente la razón y estoy en tratamiento desde entonces. Perdí la libertad y no por estar preso. Y, sin embargo, me siento totalmente identificado con esa canción. ¿Suerte del autor? ¿Capacidad del autor? O la libertad es única y el monstruo de Andrés sabe llegar tan lejos que abarca todo. Bueno, ya que estamos de crítica con Andrelo voy a aprovechar y sacarme las ganas de decir otras dos cositas. En el tema "El Cantante" él mismo se dice que está cantando sus mejores pregones, su mejor tema, un mejor tema que los otros anteriores... primero que es mentira y segundo NO PODES!!! un artista de verdad no hace eso, eso dejáselo a la gente, que la gente que te paga la entrada, que compra tus discos te repruebe o no tus temas, que la gente te admire o no tus temas. Además, en otra canción, das a entender que sos muy sensible a la belleza de las mujeres... eso dejámelo a mí, Andrés, pero ¿a un intelectual como vos?... jajaja No, todo bien, Andrelo, te admiro. Sos un grande. Saludos a todos.
La Libertad (Andrés Calamaro)

miércoles, 2 de abril de 2008

Esa "loca" historia del primer muerto en Malvinas


Antes que nada, espero que nadie se ofenda con el título del post. No tiene nada que ver con lo que piensen, justamente, los malpensados. Es que, simplemente, ayer, por conmemorarse un nuevo aniversario del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas vi un programa de televisión referido al tema. De todos los personajes que pasaron me gustó mucho la historia -no la conocía- del "loco" (loco lindo, a no confundir) que se convirtió en la primera baja que dejó la absurda guerra inciada el 2 de abril de 1982.

La historia, si buscan en Internet, encontrarán que tiene algunas controversias. Por ejemplo, en un sitio -no mu respetable, por cierto- publican que el primer muerto en las islas fue Mario Almonacid Vargas, un soldado conscripto de la Infanteria de Marina Argentina, de 20 años de edad, quien era hijo de Humberto Almonacid y María Vargas, ambos chilenos. Y agrega que fue el 3 de abril, durante el asalto a Grytviken en las Georgias. Sin embargo, la historia más fehaciente, que coincide con la que yo vi en TV asegura que el primer caído en Malvinas fue capitán de Fragata Post-mortem, Pedro Edgardo Giachino (foto), argentino e hijo de argentinos (si vale de algo la aclaración).

Pues, de ahora en más, me voy a referir sólo a la segunda versión, la reconocida oficialmente y de la que la mayoría de los argentinos creemos: la de Giachino. Resulta que en este programa aprovecharon, para contar la historia de su muerte, el testimonio de su madre Delicia Rearte de Giachino. Este buzo táctico, que desembarcó el 1 de abril en Malvinas, tenía como misión lograr la rendición del entonces gobernador de las islas, Rex Hunt antes de que desembarcara el grueso de las tropas argentinas y evitar de esa forma un combate armado en el centro urbano.

Al mando de esa patrulla de comandos anfibios, iba Giachino, un joven infante de marina que el 28 de mayo de ese año hubiese cumplido 35 años. Este avanzó con sus hombres hasta la casa de Hunt, y se lanzó solo a derribar la puerta. Lo esperaba detrás una ráfaga de ametralladora. Alcanzó a gritarle a sus hombres que se cubrieran, con lo que salvó sus vidas, pero quedó herido de gravedad por los disparos.

Gracias a Dios, pudo y supo cumplir con su deber", recuerda, hoy (con más dolor -según ella-), su madre. "Tuvo que elegir entre él y sus hombres. Y eligió ser él quien muriera", agregó en el testimonio televisivo. "Las autoridades militares de entonces no supieron valorar la derrota: la tomaron como algo vergonzante. Y los sucesivos gobiernos, desde los paraguas hasta los ositos, se han preocupado más por ir a besar la mano de su graciosa majestad que por reivindicar Malvinas", disparó Delicia también.

Además, luego, contó, con detalle, cómo fue su muerte. Es decir, relató con una exactitud suiza cada detalle de esa "loca" pero muy heroica historia de su muerte. No recuerdo bien, pero dijo algo así: Giachino, después de herido, tomó una granada y amenazó con lanzarla hacia donde estaba el enemigo si no se rendía el Gobernador y toda su guardia. El quería ser la única baja y no permitía que nadie se le acerque a ayudarle, mientras se desangraba. Los allegados al máximo mandatario inglés de las islas le fueron a comentar la situación a su jefe. "Allá, afuera, hay un loco con una granada que amenaza con soltar si no nos rendimos", le dijo uno de ellos. Mientras, los demás soldados argentinos, estaban preparados a aniquilar a los pocos ingleses, pero la orden de Giachino era que no hubiera más bajas, que su inevitable muerte.

En fin, la situación lo desbordó al gobernador Rex Hunt, quien se terminó rindiendo muy pronto. Giachino cumplió con su palabra y amarró de nuevo la granada, no la hizo detonar y se convirtió en la única baja de la toma de las islas. Un héroe de la puta madre que no sé si llegó a ver flamear la bandera argentina en las islas, pero que sí murió con el alma inflada de orgullo y con la conciencia tranquila de haber cumplido su objetivo: no hubo bajas en la toma de las islas y las Malvinas volvían a ser argentinas.

jueves, 20 de marzo de 2008

En Tucumán, Sin Gamulán


Con una energía y un look juvenil, a los 46 años, Andrés Calamaro hizo delirar a unas 15 mil personas en Central Córdoba, luego de estar más de diez años sin tocar en nuestra provincia. Un show de alto vuelo que duró más de dos horas y sólo necesitó de un control de seguridad de 65 policías para que no se generara ningún disturbio.
 Quizá no tenga la misma energía que esa última vez en la que pisó suelo tucumano: en diciembre de 1997, cuando interpretó “Alta Suciedad” en Caja Popular. Pero Andrés Calamaro no aparenta un tipo de 46 años. Recorre el escenario como un pibe más. Salta, grita, canta con ganas, viste con onda, se para, se sienta, toca el órgano, se vuelve a parar… no se quedó un segundo quieto en las más de dos horas que duró el recital del miércoles por la noche, ocasión que aprovechó para presentar su último disco: “La Lengua Popular”.
Vestido con una remera ajustada negra, de mangas bastante cortas; con una gorra a cuadritos en escala de grises; con jean azul fuerte y anteojos negros, Andrés salió al escenario pasadas las 22.30 (casi 23.00) y terminó su show alrededor de la 1.00 del siguiente día, bajo la admiración de unas 15 mil personas que colmaron el club Central Córdoba. Entre toda esa gente, de 26 años de promedio de edad, se observaron hombres mayores, de más de 50, que alegremente penetraron entre la multitud a vivar las canciones de su ídolo.
Para disfrutar del show, que el astro abrió con su tema “El Salmón”, los fanáticos tuvieron que superar un operativo de seguridad de consideración menor: sólo bastaron 65 policías para controlar que no se generara ningún disturbio antes, durante ni después del recital. Sin embargo, se destacó la falta de sentido común de los controles, que secuestraron encendedores de los asistentes, por lo que los fumadores no pudieron disfrutar de un cigarrillo al aire libre acompañando de un digno espectáculo (¿Con qué fin los retuvieron? ¿A dónde van a parar todos esos encendedores secuestrados?).

Su showMuchos le critican a Andrés Calamaro que haya abandonado su país para radicarse en España. Sin calificación alguna, eso no está en discusión en esta crónica. Sin embargo, hay dos cosas positivas para destacar: una es el profesionalismo que adquirió en Europa: el montaje del show, la calidad del sonido y todo lo demás; y la otras es que no se olvidó de una costumbre bien latina: la famosa “¡Otra, otra…!”; es decir, despedirse de su público y volver a seguir cantando (tocó cinco temas más en su segunda vuelta) cuando la gente lo aclama. La pálida está clara también: el precio de las entradas: 50 pesos parece algo excesivo.
El escenario tenía la forma del frente de una casa canadiense, de una casa de techo a dos aguas, con dos puertas gigantes abiertas de par en par, repletas de parlantes y cada una con su pantalla gigante. En el centro del escenario -en la pared del frente de la casa- había intercalada tres pantallas de video rectangulares. Reflectores por todos lados y humo de todos los colores, que salían sin pedir permiso desde el suelo y se evaporaba en el oscuro cielo de la noche.
Tocó temas de Los Abuelos de la Nada, Los Rodríguez, Alta Suciedad, Honestidad Brutal, El Salmón y muchos más de su repertorio. Uno de los que más locura desató entre la gente fue “Te quiero igual” (de Honestidad Brutal), pero, a decir verdad, todas las interpretaciones fueron seguidas con las misma gran intensidad. También cantó un par de tangos y hasta unas parejas se animaron a bailar “Mano a mano” en la cancha de básquet, el único sitio más o menos despejado del predio.

Tucumán, criolla y combativa
A mitad del recital, presentó a su equipo de músicos: en Guitarra, Julián Muñoz Kanevsky y el valenciano Diego García Gallardo; en Batería, José “El Niño” Bruno; y en Teclado, el mendocino Carlos “Tito” Dávila. Mientras que contrató al Coro de la Bersuit, que está integrado por “DaniSuárez y el “Cóndor” Sbarbatti. Más allá de estas venias, la real ovación estalló cuando Calamaro anunció que entre sus intérpretes estaba, en el Bajo, Candy “Caramelo” Avello, quien se ganó aplausos, gritos, silbidos y los cánticos populares de la ocasión.
Luego de eso, entre tema y tema, Calamaro sobrellevó un breve pero filoso diálogo con su público. “¿Se copan?”, preguntó con tono cómplice en un momento. “¡Hay relleno para la empanada tucumana!”, ironizó en otro instante. Después, dio otro mensaje: “Estamos muy honrados de venir acá, para cantar para Tucumán, para el norte argentino”. Con este mensaje lo dejaba claro: Andrés sabía que sus seguidores no sólo eran de esta provincia, sino que había mucha gente que había llegado desde Santiago del Estero, Salta, Catamarca y hasta Jujuy. Y por último, enajenó a los locales: “Tucumán, criolla y combativa”, recitó Andrés, y sus fanáticos, eufóricos y orgullosos, respondieron con un clásico: “¡Tucumán, Tucumán, Tucumán...!”.
Además, durante el show, improvisó letras de alguna de sus canciones, amoldando, por ejemplo, el tema “Me arde”, en el que cambió la frase: “Estaba hablando con la hermana de una chica colombiana…” por “… una chica tucumana…”.
Antes de su presentación en Tucumán, el famoso compositor, quien nació el 22 de Agosto de 1961 en el barrio de Once (Capital Federal), llevó su arte por Montevideo (Uruguay), Mendoza y Neuquén. Y próximamente cantará en el Camping Municipal de Rosario, en la provincia de Santa Fe, y el domingo 23 hará lo propio en el Casino Club Posadas, en Misiones.
Rima, pero Andrés Calamaro, en Tucumán, no tocó “Sin Gamulán”. Será porque era verano y el clima era ideal. Será por eso. Será porque él, un 19 de marzo de 2008, volvió a pisar nuestro suelo después de más de 10 años. Será porque la noche fue perfecta. Será porque cerró su show con el tema perfecto: “Paloma”… en fin, “palabras más, palabras menos”, qué más se le puede pedir. Si lo vio, sabe lo que digo. Si no lo vio, póngase de pie y aplauda a quien, para mí, es uno de los artistas de rock más grandes que dio este país en su historia.



LO QUE QUEDÓ (APOSTILLAS)
• Andrés decidió interpretar el tema “Canalla”, que no hubiera sido una presentación tan magnífica si no fuera por lo que se pudo apreciar en las pantallas gigantes mientras sonaba la canción. El genial y desaparecido humorista, Alberto Olmedo, reconocido hincha fanático de Rosario Central (los Canallas), fue presentado, mediante imágenes, en sus mejores sketchs, como en “No Toca Botón” o “Alvarez y Borges”. Aquí no hubo tantos aplausos, pero sí caras de respeto, sorpresa y admiración.

• Parece mentira, pero el 2008 todavía nos encuentra a nosotros, los varones, un poco machistas. Es que cuando Calamaro entonó la canción “El Día de la Mujer Mundial”, los hombres decidieron silbar bajito y restarle importancia a la interpretación. Las mujeres, en cambio, se enloquecieron cantándola al pie de la letra, de punta a punta.

• No podían faltar. En el predio de Central Córdoba, estuvieron a disposición de los espectadores los dos puestos expendedores de bebidas más comunes de todos los recitales: uno ubicado atrás el primer aro de básquet y el otro, también sobre la calle Bolivar, pero en el comienzo del campo de juego. Para comer, la cuestión era más “paqueta”: se vendían filete de carne cortado. Claro que, a la salida, todo volvió a la normalidad con los clásicos puestos de choripanes.

• El merchandising tampoco estuvo ausente en la fiesta y hubo un puesto, ubicado por los organizadores, en el centro de la cancha de básquet del predio de Central Córdoba. Las remeras alusivas al reconocido cantautor costaban 30 pesos, mientras que se comercializó el último Cd: Lengua Popular (también valía 30 pesos) y pines, cuyo precio era de 2 pesos cada uno.

• Delirio. En el comienzo del recital, en las tres pantallas rectangulares principales, se mostró un video de la Lengua Popular. Los espectadores deliraron al ver cómo un rostro masculino terminaba de armar con su lengua un “porrito” de marihuana y, luego, se besaba fogosamente con una lengua femenina. Hubo aplausos y ovación.

• En un momento del show, entre tema y tema, el cantautor argentino llamó al recuerdo la fecha del próximo 26 de marzo, cuando se cumplirán 20 años de la muerte de Miguel “Abuelo” Peralta, uno de los fundadores de “Los Abuelos de la Nada”, y quien convenció al propio Calamaro de integrar esa banda a principio de los ‘80.

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Tucumaximumpower
(20 de marzo)
si algo podia faltar, no faltaba cuando subio bbc a cantar me arde
y le pùso un par de huevos de rock, muy al frente
tucuman sin duda
es-fue un instante que guardamos
forever
en nuestro corazon
(*)Escrito (textual) por Andrés Calamaro, en su portal web oficial (www.calamaro.com), unos minutos después de terminar el recital en Central Córdoba.
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FOTO: La Gaceta de Tucumán.



Escuchá "Paloma" (Honestidad Brutal - CD 1), tema con el que Andrés despidió su show en Tucumán:

martes, 22 de enero de 2008

"Si yo fuera Maradona"


En estas dos últimas décadas, el Diego tuvo el honor de que los mejores artistas del momento le dedicaran una canción. Desde Sabina hasta Rodrigo, pasando por Andrés Calamaro, Los Piojos, Kapanga, La Bersuit, Los Ratones, Charly y hasta Antonio Ríos y Damas Gratis. Sin embargo, hay una en especial que me ha llamado la atención. No la conocía y la escuché por primera vez hace unos días. La canta Manu Chao -bien del palo- y está abordada desde la singular e hipotética situación de vivir un día en los zapatos del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.
La obra fue grabada para un documental de Emir Kusturica, en el que se muestran curiosidades tales como un italiano tatuado íntegramente con la figura del crack, ceremonias de devoción en Nápoles, un arroyo que lleva su nombre en Bariloche y hasta la Iglesia Maradoniana en Rosario.
La canción de esta pelicula se llama “Si yo fuera Maradona” y, antes que nada, quisiera que la escuchen detenidamente... también va para aquellos que ya la escucharon y no le prestaron tanta atención:



Jose-Manuel Thomas Arthur Chao, más conocido como Manu Chao, nació en Francia, donde sus padres, españoles, se exiliaron durante la dictadura de Franco. En “Si yo fuera Maradona”, este introvertido cantante franco-hispano, admirador público de la política chavista en Venezuela, encarna el difícil reto que significa ser la persona más famosa del mundo. Con el más amplio sentido humanístico, resume los altibajos del “10” diciendo que “la vida es una tómbola, de noche y de día”. Es decir, que con la misma facilidad que la fortuna te lleva a la cima, con la misma facilidad, te derriba hasta hacerte besar chatarras en un mundo decadente.
“Maradona es el único que abre su boca para criticar a todo ese sistema de mierda que controla al fútbol. Se diferencia por decir lo que piensa, que el fútbol está lleno de ladrones. Y si bien los otros dicen que Diego es un pobre drogadicto, eso no le impide decir la verdad. Es maravilloso lo que hace”, publicó el cantante, quien en el estribillo de la canción resalta que si él fuera Maradona, “viviría como él”. Y hay que dejar la hipocresía de lado y preguntarse si nosotros hubieramos estado ajenos a sus errores, siendo el hombre más popular del mundo... y con más tentaciones también.
Alguna vez declaró que las críticas sociales de Diego eran “tan bellas como sus goles” y cuando le preguntaron si “Pelusa” podría compararse con Pelé, fue más contundente que cualquier argentino: “Si bien se discutirá durante miles de años quien fue mejor, fuera del fútbol, Pelé hace sus pequeños negocios y Diego es un anarquista”.
Además, el ex líder del grupo Mano Negra, ya había compuesto un tema en honor al Diego en 1994. Se llamó “Santa Maradona”. Pero aún así, pienso que “Si yo fuera Maradona” me quedaría con la segunda canción, porque, como dice Chao, “la vida es una tómbola”... ¡¿ Alguien lo discute?!

viernes, 18 de enero de 2008

¿Y vos? ¿quién sos?

Así como nadie es profeta en su tierra, con el mismo sentido de injusticia, los tucumanos ignoramos las brillantes carreras de muchos de nuestros artistas y profesionales. Así, por ejemplo, nunca se distinguió debidamente al escritor Tomás Eloy Martínez, quien recibió una innumerable cantidad de premios en el exterior: a la creación literaria de la Casa de América Latina en Portugal y el Alfaguara de Madrid, entre otros; tampoco se reconoció, como ameritan, los trabajos de uno de los mejores arquitectos del mundo: César Pelli, quien diseñó el Financial Center de Nueva York, el aeropuerto de Washington y las torres Petronas de Kuala Lumpur; mucho menos se recuerda la grandeza del Paz Martínez, cantante y compositor para artistas encumbrados, como Luis Miguel, Mijares, Ana Gabriel, Pandora y la mismísima Madonna (interpreta su tema “Verás”, en ingles: “You’ll See”); y ni siquiera he visto un monumento a la ilustre Mercedes Sosa, quien cosechó centenares de distinciones, en ellas, el Gran Premio CAMU-UNESCO, el Premio de la UNIFEM -organismo de las Naciones Unidas que la distinguió poco antes de su actuación en el Lincoln Center de New York-, Konex de Platino a la Mejor Cantante Femenina de Folklore y Konex de Brillante a la Mejor Artista Popular de la Década, sin mencionar que la “Negra” llenó estadios en toda Europa, Estados Unidos, América Latina y Japón; mientras que en Buenos Aires hasta el bronco de “Mostaza” Merlo ya quedó inmortalizado.
Tampoco vamos a olvidar -al menos los nomraremos- a artistas como Atahualpa Yupanqui (nacido en Pergamino, Buenos Aires, pero tucumano por adopción), Lola Mora, Miguel Angel Estrella, Héctor Zaraspe, Víctor García y el filósofo Víctor Massuh.
De verdad, gente, que da pena buscar en internet los reconocimientos que recibieron estos tremendos próceres tucumanos. Con exageración, se llevaron una distinción del diario La Gaceta o una mención especial de la Legislatura... nada más. Da pena.

martes, 8 de enero de 2008

¿A quién le dices “Ojalá”?


Ojalá estas palabras no queden huérfanas, como nacieron. Ojalá nunca sepa la verdad de tus estrofas. Ojalá se renueve la incertidumbre al escucharte. Ojalá no te crea cuando te escuche. Ojalá sea un desamor. Ojalá que no. Ojalá que caigan las pesadas cadenas de tus acordes sobre los villanos. Ojalá mañana fuera el 69. Ojalá muera con tu melodía. Ojalá sigas siendo misteriosa. Ojalá sigas siendo Ojalá.

Reconozco que siempre quise encontrarle un tinte político y hallar a Ojalá como una ofensiva para un dictador. Sin embargo, el bueno de Silvio Rodríguez se encargó de aclarar, en más de una oportunidad, que fue inspirada por un amor perdido que lamentó en su juventud. Aunque, también circula por la web una entrevista en donde el cubano asegura que la canción denuncia una traición que perfectamente puede cuadrarle al dictador Augusto Pinochet. Claro que la letra fue terminada por el trovador en 1969, es decir, cuatro años antes del golpe de estado que acomodó al represor en el poder de Chile. Mientras tanto, hay quienes afirman que se trata de una protesta sobre el régimen de Fidel Castro y hasta algunos sospechan que corresponde un reniego hacia el imperialismo norteamericano.
En fin, aquí les presento dos interpretaciones de boca de Silvio:

Por un desamor
Cuenta Silvio en su portal oficial: «Ojalá yo la compuse a una mujer que fue, podríamos decir, mi primer amor. Fue un amor que tuve cuando estuve en el ejército, haciendo mi servicio militar. La conocí cuando tenía 18 años, fue mi primer amor importante en el sentido de que fue el primer amor que me enseñó cosas. Era una muchacha mucho más evolucionada que yo, mucho más inteligente, más culta. Me enseñó, por ejemplo, a César Vallejo. Después nos tuvimos que separar, estaba estudiando medicina y en fin, no le cuadró. No sé por qué estudió medicina, cosa loca de ella, en realidad siempre fue de letras. Después estudió letras, se fue a su pueblo Camagüey, a estudiar eso y yo me quedé solo aquí en la La Habana, totalmente desolado.
Pasaron los años y el recuerdo de aquel amor tan bonito, tan productivo, tan útil (ojo, no confundir con utilitario), enriquecedor, de aporte a uno... pues, estaba obsesionado yo con esa idea. Y porque fue un amor frustrado, tronchado por las circunstancias, por la vida, no fue una cosa que se agotara, pues se me quedó un poco como un fantasma y por eso compuse esta canción en un momento quizás de delirio, de arrebato, de sentimiento un
poco desmesurado: ojalá esto, ojalá lo otro...»

Por una traición
- Silvio aclaranos el misterio de Ojalá, esa canción que todo el mundo la ve casi que como quiere, aunque el sentir de casi todos es que la dedicas al General Augusto Pinochet; muchos otros piensan que es una canción que nos revela a Silvio en uno de sus más grandes despechos, (risas).
-Silvio- (Risas) Sí, estoy de acuerdo con eso. La canción se presta a muchas distintas interpretaciones según cada quien; pero en lo que todos coincidimos es en el hecho de que denuncia “La Traición” y nos define ante esta última. En ese sentido, se adecua perfectamente a Pinochet pues este general juró lealtad al presidente Allende, mientras a sus espaldas maquinaba el de destruirle... Claro que también se dan casos de traición en la relación de una pareja, pero Ojalá denuncia una traición mucho más grave; mucho más dura. La traición en una pareja puede tener mil significados y mil respuestas. El caso de Pinochet es sólo traición; pero no la escribí específicamente para éste. Aún no se revelaba en toda su extensión como el Gran Traidor del Pueblo Chileno. La escribí sí, para ese modo muy peculiar de la traición...

miércoles, 2 de enero de 2008

Mezo Bigarrena: el bohemio sin suerte


Conoció a Joaquín Sabina durante su exilio en Londres. Como dos buenos amigos, se disputaron mujeres y cuentan que ésta pudo ser una de las razones por las que, años después, terminaron distanciándose. También compartieron humildes faenas en las épocas duras. Ambos se dedicaron a la música, aunque tomaron rumbos diferentes: Sabina se hizo popular, pero su compatriota, el vasco Mezo Bigarrena, prefirió -por su idiosincrasia- vivir en las sombras, lejos de las frivolidades, y sólo pudo grabar dos discos: “Viaje de Vida” y “Avión”. Posteriormente, en 1993, terminó por suicidarse, colgándose de un árbol en los bosques de Palermo. El desdichado fin de este bohemio sin suerte inspiró a Sabina en "Flores en su entierro" o "Flores en la tumba de un vasquito" (dos versiones diferentes). Entre otros tormentos, Mezo fue perseguido por la Interpol acusado de traficante de droga. Para alejarse de los excesos -y escaparse de la policía, por qué no-, el Vasco se instaló en Rosario, donde -lamentablemente- la vida nocturna no le fue esquiva y terminó por consumirlo. Si bien no supo llegar al grueso de la sociedad, en el mundillo artístico sí fue admirado e incluso, Juan Carlos Baglietto hizo famoso algunos temas de su autoría, como “La Rosa Fantasma”, “Adoquines en tu cielo, Rosario” y “José Albañil”.
Este es un brevísimo resumen de su vida. Pensé en hacerlo más extenso, pero la nota periodística que realizó Ina Godoy, en septiembre de 2003 para Página 12, parece insuperable. Este es el link: "Vasco Viejo".

Adoquines en tu cielo, Rosario”, la descripción más bella de una ciudad, de un lugar...


JOAQUIN Y SU CANCION PARA MEZO
Esta es una de las versiones de la canción que le dedicó Joaquín Sabina a la partida de Mezo Bigarrena: "Flores en la tumba de un vasquito".



BIGARRENA SE BURLA DE SABINA
Como dijimos anteriormente, Mezo y Sabina se distanciaron luego de una larga amistad, aunque los motivos nunca se supieron con exactitud. Además, mencionamos que Joaquín le compuso un tema luego de su muerte. Sin embargo, lo que no muchos saben, es que Bigarrena también le escribió una canción a su compañero de exilio. Pero, claro, en ella el Vasquito, claramente resentido con Sabina, se despacha con todo, mencionándolo como snobista, camarero de Londres, y un Yuppie (este es el nombre del tema), que significa un joven superficial que aplica a su vida sólo trivialidades, banalidades y consume lo que está de moda. Escuchá "Yuppies":

domingo, 30 de diciembre de 2007

Galeano desafía a la historia


Dentro de muy poco tiempo, el maestro Eduardo Galeano publicará su último libro: Espejos. En la obra, el escritor uruguayo refutará una infinidad de hechos históricos que fueron transgredidos por ignorancia -aunque, en la mayoría de los casos, por conveniencia de los poderes de turno- y resaltará algunas paradojas que hacen reir... o llorar. Aquí algunos pasajes:

“Dos de los Padres Fundadores de los Estados Unidos se desvanecieron en la niebla de la historia oficial. Nadie recuerda a Robert Carter ni a Gouverner Morris. La amnesia recompensó sus actos. Carter fue el único prócer de la independencia que liberó a sus esclavos. Morris, redactor de la Constitución, se opuso a la cláusula que estableció que un esclavo equivalía a las tres quintas partes de una persona”.

“Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era redonda y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los tiempos”.

“El monumento más alto de la Argentina se ha erigido en homenaje al general Roca, que en el siglo diecinueve exterminó a los indios de la Patagonia”.

“John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos”.

“Desde el año 1234, y durante los siete siglos siguientes, la Iglesia Católica prohibió que las mujeres cantaran en los templos. Eran impuras sus voces, por aquel asunto de Eva y el pecado original”.

“Hasta el año 1986, fue legal el castigo de los niños en las escuelas de Inglaterra, con correas, varas y cachiporras”.

“Los campos de concentración nacieron en Africa. Los ingleses iniciaron el experimento, y los alemanes lo desarrollaron”.

“En 1936, el Comité Olímpico Internacional no toleraba insolencias. En las Olimpíadas de 1936, organizadas por Hitler, la selección de fútbol de Perú derrotó 4 a 2 a la selección de Austria, el país natal del Führer. El Comité Olímpico anuló el partido”.

“El libro de viajes de Marco Polo, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova”.

“Don Quijote de La Mancha, otra aventura de la libertad, nació en la cárcel de Sevilla”.

“Fueron nietos de esclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de las músicas”.

***Para más información, Galeano publicó una nota en Página 12 y este es el link: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-96843-2007-12-30.html

Los Beatles y su viaje por las drogas


El 5 de agosto de 1966, The Beatles lanzó a la venta su séptimo álbum: “Revolver”, que rápidamente logró ser número uno en la lista de ventas de Gran Bretaña y los Estados Unidos. Con una fuerte pronunciación psicodélica, Revolver es citado como uno de los mejores álbumes pop de la historia y un viaje delirante por el mundo de las drogas.
La pista más ligera de este álbum es la infantil "Yellow Submarine." Se dice que el título proviene de una observación que hizo Ringo durante un viaje de LSD.

Paul escribió esta canción una noche mientras estaba tendido en su cama, todos los demás estaban reunidos en el estudio 2 teniendo una pequeña fiesta animada por Mal Evans, quien con el tambor de bajos amarrado a su pecho giraba por todo el estudio gritando "We all live in a Yellow Submarine" y era seguido por los demás... (evidentemente, estaban todos re locos). Entre los "efectos especiales" de esta canción podemos oír a John haciendo burbujitas en un balde con agua, a Alf Bicknell sacudiendo una cadena en una tina y a Brian Jones (de The Rolling Stones) haciendo chocar vasos de cristal.

Cuando el tema salió a la luz, todos asumieron que estaba relacionado con las drogas, excepto Paul, quien señaló que lo único que relacionaba con submarino amarillo eran unos dulces azucarados que él había probado alguna vez en Grecia. Luego, la juventud comenzó a nombrar a las drogas duras como "Yellow Submarine".

En "She Said, She Said", Lennon, Harrison y Starr estaban bajo la influencia del LSD cuando la escribieron en la casa alquilada por los Beatles en Benedict Canyon en Beverly Hills, California, en Agosto de 1965. Fonda pasó por allí para ver a unos amigos suyos, miembros de The Byrds, y para conocer a The Beatles. Fonda le dijo a Harrison, "I know what it's like to be dead (Sé cómo es estar muerto)," porque de niño casi había muerto por la herida de un disparo que se hizo él mismo. Lennon le contestó: "Who put all that shit in your head? (¿Quién puso toda esa mierda en tu cabeza?)". Además, McCartney dijo que "Got To Get You Into My Life", que durante mucho tiempo se ha supuesto una canción de amor, era de hecho una oda a la marihuana.

En "I'm Only Sleeping," Harrison tocó las notas para la guitarra principal en el orden inverso, después invirtieron la cinta y la mezclaron. El sonido de la guitarra "en marcha atrás" daba un tono a la canción más durmiente, siniestro y melancólico. Esto, junto con la letra al revés usada en la canción "Rain" de los Beatles (grabado en las sesiones y lanzado por separado, como un simple) fue el primer caso de mensaje a la inversa, el cual Lennon descubrió después de estar cargando erróneamente una cinta de carrete a carrete hacia la inversa mientras estaba bajo los efectos de la marihuana.

Letra (Lyrics) de Yellow Submarine en castellano y en inglés.





La Película:

Tanto fue el éxito que acaparó este disco que no tardó en llegar la oferta para llevar la historia a la pantalla grande. Fue en 1968, cuando el animador canadiense George Dunning y las productoras United Artist y King Features Syndicate hicieron una película. Esta vez, los reyes de Liverpool aparecen casi al final de la animación, aunque en situación de doblaje.



jueves, 27 de diciembre de 2007

Sabina al flaco de la oda


Alfombra en Buenos Aires, atorrante de la isla. Londres se viste antes, mastica al camarero que escupe estallidos en las moradas de las pesetas. Sigiloso. Versos con sed, Corazón Machado de Sevilla. George le siente sus cuerdas. Divertidos los exiliados, también oyen la música prestada del arpa de Satanás. Doblete al medio de Paris, una paria. Carambola entre Corrientes y Atocha, alma de carne con colmillos de desvelo. Trampa y bandoneón, castañuela y Camarón, Pichuco y biberón. Azul las lágrimas de La Cibeles de plástico. Llora. Llora y levanta su pañuelo. La Boca sabe de arrabales, recibe al infame poeta de la década. Vuela su gracia y baila la Mafalda de Paulita. Ceniza está, coca también. Historia de no acabar, camas vacías y espíritus de orgasmos. Melancolía en primera fila, el Rex y su armonía. Chamuyo en la Plaza Mayor. Número 7, mal vivir. El boulevard de la mejor Chavela. Roto algún sueño, mujer de mi mejor amigo. Científicos que sudan. Tentador sin canas, pecado inmortal. Pulmón desecho, ronco su aliento. Perro cojo, mujeres mejor. Soneto en desdicha, dólares en bombachas, dolores de porro. 519 noches y ningún día, engaña. Caga poemas en las mentiras, este cabrón. Piadosas del barrio que hay detrás de las estrellas. Ahí su amigo. Edipo hachís, Mezo el rey. Raquítica soledad. Lección de Nano. Ponle tres, Nicanor. Paladar promiscuo que besa las frentes marchitas. Mejor si sor Juana. En cuando vez de algún dieguito. No lo sé. Nada de pitos, menos de fitos. Maldito forro, bendita puta. Interruptus el coitus por el séptimo de Charly. Ya eyaculé. Pasaje de vuelta. No, no permita la virgen que huya el de traje gris. Excesos necesarios de las luces lujuriosas. No hay caso, le dieron las diez y las once... Madrid es más fría, pero es mía. Arrebuá, adiós, cuidaté. Alfombra en la isla, atorrante de Buenos Aires.

(Por Saudo)

Para Riquelme con devoción

Déjame compartir, Román, hermano,
lo que sufrí, lo que gocé contigo,
Villarreal seduce al buen villano
que tiene un Arsenal por enemigo.

Gulliver, Liliput, Goliat, fulano
de tal y pongo al Diego por testigo
del bendito penal, maldita mano
de un Lehmann que levita, sumo y sigo.

Orgullo de los pibes, vente arriba,
ya sabes que los árbitros con IVA
no quieren dos equipos españoles,

quiero decir dos payos catalanes,
Castellón de la Plana tiene planes
para Riquelme, fábrica de goles.

(Joaquin Sabina)

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Decí por Dios que es Román




Dicen que por las madrugadas se ve una sombra en el Monumental. Cuentan que, al mismo tiempo, se oye un bandoneón con aroma de suburbio, que suena mientras la danza va y la sombra se mueve. Es triste, llora. La sombra llora y retumban en las tribunas los gritos del dolor, de la injusticia.

Dicen que es la melancolía guardada de alguien. De alguien que quiere seguir dibujando la elegancia inmortal que pocos disfrutan. La sombra, vestida ahora sí de celeste y blanca, busca una pelota, quiere ser feliz. Y cuando la tiene le vuelve la alegría. Y canta. Ahora sí, la sombra canta y se ríe. Grita su alegría y baila con la pelota. Juran que ánimas de todo el mundo pagan sus entradas para verla. Confiesan que en Don Torcuato ya se vio a una sombra bailar tango con la pelota. Escuálida y con hambre, más pequeña, más feliz. Nadie sabe si aquella es la misma que ésta.

Elegancia natural, tacón y espina en el mentón. Ojos rojos y cara sucia, empolvada de potrero. La sombra juega, se divierte, le canta partituras al bandoneón. Calles vacías, taxi y billar. Bohemia que ignoran muchos, sabiduría que pocos entienden, delicadeza para otros. Gracias, dice el fútbol, que tuvo que aprender a hablar cuando lo vio bailar.

Y la sombra sigue. Gritan las ánimas en las tribunas, que ahora son millones. Y baila de un arco al otro y hace malabares con la pelota. “Sólo quiero ser feliz”, retumba de su zapato derecho. Y sigue bailando tango. Y Piazzolla aplaude desde la luna. El acordeón afina sus mejores vientos. La sombra se enloquece y pisa de nuevo la pelota. Mueve a su amiga para acá y para allá. Le tira un caño a las críticas, un sombrero al resultado y gambetea la injusticia. Ríe. Ríe, baila y canta. Es feliz.

Cuentan que antes del amanecer, la sombra se despide. Contenta por otra función, sonrojada por la ovación de las ánimas y triste por no poder seguir meneando. Se marcha con el corazón en la mano. Y el bandoneón se calla y silencia hasta a los grillos. Todos mudos. Piazzolla se duerme con placer y la luna se esconde. La pelota llora, llora y se guarda. Dicen que en la madrugada siguiente, la sombra vuelve con ganas de bailar más tango. Cuentan, los que más saben, que es la misma de Don Torcuato. Ojalá. Decí que es la misma, decí por Dios que es Román.

(Por Saudo)

Luis Rey tenía razón


Cuando lo vi por primera vez, él ya se habría graduado en sabiduría y tendría un doctorado en vivencias. En realidad, no me conoció. Apenas si lo saludé un par de veces, cuando nos cruzamos ocasionalmente. Siempre porque yo, o él, acompañaba a un conocido en común. No, no tuve el honor: Don Luis no me conoció.

Yo, en cambio, sí me fijé en él desde pequeño. Una vez lo encontré en el canal 6 de mi televisor. Hablaba de fútbol. Y me llamó la atención su simpática tonada campechana y, sobre todo, que cada frase que salía de su boca estaba cargada de introversión. No sé si lo preparaba antes de salir al aire o era natural y espontáneo, pero cada idea de él culminaba en una discusión. Tenía esa virtud, la aprovechaba.

A partir de aquel día, esperaba verlo todas las semanas. Sentía una extraña necesidad de observar a ese enérgico hombrecito senil, regordete y encogido, de canas bien peinadas y joroba inocente, que defendía con autoridad a jugadores que yo ni conocía, y hasta honraba sus apodos. “‘Yiyo’ Zapatiel, ese sí que era un crack”, recuerdo que dijo en una ocasión. Y muchos nos esforzábamos por acordarnos de un Yiyo... que no sea el “Topo”.

De paso -y cada vez que podía- Don Luis le pasaba factura a los futbolistas foráneos; principalmente, a los que llegaban desde Buenos Aires, a los que sacaban turno en Atlético o en San Martín. En realidad, por más que provenían de Córdoba, Santa Fe o Chubut, él siempre les decía “porteño”. “Lo trajeron porque dice que lo vieron pasar por la vereda de la cancha de Boca”, era una de sus frases favoritas. “Y claro, qué va a servir, si vivía a la vuelta de mi casa”, ironizaba para defender a un jugador local.

Por supuesto, el “porteño’” arribaba siempre como la gran estrella del equipo, con añejos pergaminos en el bolsillo y dueño de las tapas de los diarios. Era allí cuando muchos tucumanos se enfadaban con Rey. Dolía que critiquen a los ídolos. Yo también me enojaba con él. Mucho. Y tantas veces deseaba encontrarlo cara a cara para decírselo (en verdad, no sé si me hubiera animado). Me urgía gritarle que no tenía razón, que la mayoría no compartíamos sus apreciaciones. Eso soñaba: encontrarlo y decirle que no tenía razón.

Una vez, durante su programa en vivo, llamé por teléfono al canal 6 y dejé un mensaje para redimir a uno de mis ídolos, que llevaba ya media hora de ser criticado. Leyeron mi comentario en voz alta y Don Luis me desprestigió de inmediato, poniendo cara de desagrado, dejándome en ridículo. “Qué dice e’te muchacho”, dijo. Y yo miraba la pantalla de reojo y me moría de la vergüenza. Para colmo, después siguió machacando a mi ídolo. En ese momento lo aborrecí, lo maldije un millón de veces. Lo insulté en voz alta e incluso, continué criticándolo al día siguiente, en la escuela, con mis compañeros, que poco concebían mi ira y mucho menos mi causa.

Aún así, nunca dejé de ver los programas de Don Luis. No podía, era más fuerte que mi voluntad. Pero poco a poco, sin proponérmelo, empecé a entenderlo y a compartir su filosofía. El repudiaba el fútbol de atletas (“Zanetti agarra la moto y brrrrrr... ¿a dónde va Zanetti?”, se enojaba) y reivindicaba el fútbol bonito (“La pelota es de cuero; el cuero se saca de la vaca; la vaca come pasto... ¡por ahí tiene que andar la pelota!”, representaba). A él le agradaban los jugadores que hacían una pausa y pensaban. Quería en su equipo a los que no reclamaban amarillas para el rival y defendía el potrero, el caño, el sombrero, la gambeta... al fin y al cabo, exigía fútbol argentino en su esencia más pura.

Hacen ya 2 años que no veo a ese enérgico hombrecito senil, de “permanente sentido del humor y picardía natural para decir las cosas”, como lo destaca Calliera. El no me conoció, ni siquiera supo mi nombre. Yo, en cambio, todavía bendigo aquel día que encendí mi televisor en el canal 6. Ya no está entre nosotros, pero si pudiera tenerlo cara a cara le contaría que ya no me enojo con él y que se lo extraña. Le haría saber que hoy son muy pocos los que defienden “lo tucumano” y que ya nadie se queja de los “porteño’”. Y por último, le diría lo que más ganas siento de decirle: que tenía razón, Luis Rey tenía razón.

(Por Saudo)

Tango a Valdano (Joaquin Sabina)

 
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