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sábado, 8 de mayo de 2010

El Jazz, música para escuchar con los pies

El jazz es, ante todo: improvisación, vida, expresividad, evolución constante. El verdadero jazz se encuentra en el Mississippi, brota de las manos del pianista de un bar de Storyville, o en medio de los hombres de una banda de músicos que tocan para acallar la violencia de un ajuste de cuentas en Chicago. El jazz es también la voz de un clarinete que exalta la vida, y es también una plegaria a Dios.

La historia del jazz es una de las más originales de la música. Sus personajes y estilos, su fuerte individualismo, la hacen enormemente atractiva; y aunque algunas tendencias exijan una alta preparación por parte de los aficionados, es sobre todo música para escucharla con los pies.

El jazz perdurará mientras la gente lo escuche con los pies y no con la cabeza-, dijo hace tiempo el director de orquesta norteamericano John Philip Sousa. Y así fue durante los años 30, con las bandas de Nueva Orleáns (Buddy Bolden) o con las de los hombres de Austin High en los bares ilegales de Chicago. Se tocaba música para que la gente bailara.

A partir de los años 40, el público comenzó a escuchar jazz con la cabeza en vez de con los pies. Pero es que las nuevas formas (bebop, cool, free) dejaron un poco de lado el ritmo para atraer al intelecto, y como consecuencia a reducidos grupos de vanguardia. A pesar de todo y contradiciendo los malos augurios de Souse, el jazz perdura y el público lo sigue con extraordinario entusiasmo. ¿Cuál es el secreto?: su gran vitalidad.

Desde el corazón del Africa Americana
Hablar del jazz como música afroamericana sería simplificar demasiado las cosas. Jazz es una forma de expresión espontanea o individual que se crea en el momento. Es improvisación, libertad, canto de protesta y de marginación. La crearon los negros de los estados esclavistas del Sur (Alabama, Louisiana, Georgia), mientras trabajaban en las plantaciones de algodón. Sus blues y sus spirituals fueron la semilla. De ella nacerían los primeros sonidos del auténtico jazz, último género popular en la historia de la música occidental. Un tipo de expresión urbana que empezó a afianzarse en los cafés de los negros de Nueva Orleáns, a finales de 1800 y principios de 1900.

Según las estadísticas, el mercado de esclavos africanos tuvo un saldo de 15 millones de hombres, mujeres y niños, vendidos en distintas zonas del mundo. La mayor parte de esta cifra fue a parar a América. Los campos de algodón y tabaco exigían mucha mano de obra. El negro africano era fuerte y trabajaba por un pequeño jornal: comida y choza. Fuera de eso, nada poseía, excepto el recuerdo imborrable de las danzas y cantos de su Africa natal. La música era fundamental para el africano. A fin de cuentas, el equipaje de un esclavo solo contenía ritmo y melodía.

A estos temas de oración y súplica se agregaron las canciones de trabajo. ¿Por qué? El esclavo se dio cuenta de que era mucho más fácil trabajar cantando. Los peones, los estibadores, los presos. los obreros portuarios y del ferrocarril cantaban. Un guía improvisaba y los demás respondían con murmullos o gritos.

La sencillez de estas frases, debida probablemente a su escaso conocimiento de la lengua de los colonos, fue evolucionando hasta convertirse en poesía vigorosa, tierna, desesperada a veces. Tanto que Jean Cocteau llegó a afirmar que las letras de los blues eran la última aparición de una poesía automáticamente popular. Y los blues eran ya un género típicamente jazzistico.

Los gobernantes tomaron conciencia, enseguida, de ese nuevo fenómeno musical. Tanto, que el Departamento de Estado organizó y protegió, desde el principio, las giras internacionales de los “jazzmen” norteamericanos. Louis Armstrong, Duke Ellingtong, Miles Davis, Dizzy Gillespie, Jack Teagarden, Mahalie Jackson, Stanz Getz, Keith Jarrets y otros han mostrado su peculiarisimo estilo en todas partes. Han actuado delante de reyes y reinas, Louis Armstrong fue recibido por el Papa en el Vaticano y Benny Goodman y su orquesta actuaron en Rusia, durante el verano de 1962. La ovación fue sorprendente, incluso Nikita Kruschov aplaudió, entusiasmado, de pie.

Naturalmente, los spirituals y los blues evolucionaron hasta crear su propio lenguaje: el del jazz. ¿Cómo es ese lenguaje? Uso de la síncopa, insistencia rítmica, timbres instrumentales insólitos – difíciles de encontrar en otro tipo de música -, improvisación, y, en cuanto a las voces, desgarro de las mismas. Todo ello impregnado de una palabra mágica: swing. El alma del jazz. Algo que va más allá de la propia interpretación.

“El swing no existe en el texto musical, solo puede darse en la ejecución”, afirmaba constantemente Duke Ellingtong. Efectivamente, el jazz era y es una peculiarisima manera de entender la práctica musical por el negro norteamericano. Una práctica llena de expresividad, original, vitalista cien por cien. Una música para expresar amor, dolor. Una música para contar la vida del héroe, las amarguras y desencantos de cada día. El jazz primitivo era una válvula de escape emocional ante las frustraciones del hombre negro en el mundo del hombre blanco.


VIDEOS: Un clásico de Benny Goodman y su orquesta (Sing, sing, sing) y una perla bien criolla interpretada por Louis Armstrong (Adiós Muchachos).



martes, 27 de enero de 2009

Historias de adoquines

Descargar "Historias de adoquines"
Quizás les interese escuchar esta perlita de Serrat que, de alguna manera, está relacionada con el relato.

lunes, 20 de octubre de 2008

Mis respetos, señor gigante de ojos azules


Más allá de la frase contundente, su mirada lo dijo todo. Estaba abatido, desilusionado. Nunca lo había visto en esa forma. “Me siento un gigante de ojos azules”, me arrojó con el poco aliento que le quedaba. No estuve a la altura de la circunstancia. Sólo atiné a devolverle la atención con rostro cómplice. Aquella vez no me salía ni una palabra, pero afortunadamente hoy puedo escribirlo y contarles esta sensación que me acompaña. Habíamos acostumbrado a juntarnos de madrugada, en la terraza de mi casa. Era un lugar bastante incómodo y gris, pero nosotros nos sentíamos muy bien allí. Jugábamos a ser artistas, escuchando música e interpretándola para donde la noche nos dirigía. Hablábamos de mujeres, recordábamos momentos felices de la niñez y procurábamos engañar al invierno con unos mates cebados que a él no le gustaban tanto. Esas eran nuestras populares “Terrazas”, todo un orgullo. Aquella vez nos juntamos temprano. Si bien esos encuentros siempre eran especiales, éste lo era aún más. Incluso la noche se prestó para la ocasión y se vistió de luna llena, cálida y estrellada. Nuestros amigos los grillos tampoco se quisieron perder la faena: cantaron y cantaron felices, como nunca. Sobraba magia en el ambiente. Comenzó a hablarme de ella, una mujer pequeña. Me contó el gesto que tuvo al viajar a verla y declararle amor frente a su familia. Siguió su relato con la pobre respuesta que obtuvo de ella y pudo quebrarse en llantos, aunque su honor no lo permitió. Yo lo seguía atento, pero, como dije en un principio, no me salía ni una palabra de consuelo. De repente, soltó la frase que hoy me lleva a escribir este post: “Amigo, me siento un gigante de ojos azules”, me dijo, antes de hacerme escuchar la canción de Baglietto, musa de su inspiración. La madrugada pasó, junto con muchas semanas… y meses. Sólo hoy puedo decir que fue aquella la última Terraza que hicimos, pero, como esas cosas inexplicables que tienen las despedidas, la frase de la canción sigue dando vueltas en mi cabeza. Ayer escuché de nuevo la canción y sentí una angustia indescriptible. Comprendí que mi amigo, el gigante de ojos azules, nació en una época equivocada. En días donde se tiene sexo y no se hace el amor, donde triunfa lo superficial en lugar de lo profundo, el auto importado en lugar de los paseos con abrazos, el mensaje de texto en vez de un susurro al oído… en tiempos egoístas y mezquinos -dice Fito-, en tiempos donde siempre estamos solos… habrá que declararse incompetentes en todas las materias de mercado… habrá que declararse un inocente y habrá que ser abyecto y desalmado. ¿Será que ya no hay lugar para los románticos? ¿Será que sólo habitan mujeres pequeñas? ¿Será que los amores de tanta grandeza no caben en casas de muñecas? ¿Será que da vergüenza decirlo? Yo me animo: mis respetos, señor gigante de ojos azules.

martes, 14 de octubre de 2008

Mi peor pesadilla


No sabía qué hacer. Corría para todos lados. Gritaba y me agarraba la cabeza ¡No puede ser! ¡Qué maldición la mía! ¿No entienden? Bueno, les explico: Yo estaba tranquilo en mi casa, buscando algo para hacer, mientras intentaba olvidar los números rojos que tengo atravesado en la garganta. Probé, entonces, con algo rutinario: Pc, Winamp, Sabina y Messenger, mate y cigarrillos. Los pibes de El Tablón conectados, pero ella también, el demonio, el mismísimo satanás que luego me llevaría al pecado. Marujita inició sesión con un nick que prometía: “Libertad, frenesí… eso es el amor para mí”. Dos “hola cómo estas”, el infaltable “qué onda”, tres zumbidos, un par de “qué hiciste anoche”, una pausa y ahí llegó el principio de mi peor pesadilla: “Por favor -escribió Marujita- firmame mi fotito en metroflog”. Histeriqueada va, histeriqueada viene, que no, que sí, que cómo es, que nunca le escribí a una foto… en fin, me convenció.
Entré a la dirección que me indicó y allí estaba, en ese raro mundillo de los flogger. Realmente era peor de lo que me esperaba. Encontré frases como “linda pic, te dejo mi firma” y, aún cuando no sé qué carajo será pic (me imagino que se refiere a la foto, por picture), me sorprendió más una que estaba enojada porque no había sido ella la primera en firmar: “Ohhhhhhh Pol!!!!! Me quitaste el primer puesto!!!!!!!!....”. Casi me olvido: todos agradecían por “pasarse”… “gracias x pasarte”, es la moda entre los flogger.
¡Qué loco! ¡¿Qué hago yo acá?! Me maldije varias veces antes de apretar Enter y firmar el metroflog de Marujita. Después, el arrepentiemiento. No sabía qué hacer. Corría para todos lados. Gritaba y me agarraba la cabeza. Hoy, dos noches después, pienso en ir a una psicóloga a tratarme, pues soñé que me convertía en un flogger (con peinado de dibujito japonés y todo). Ah, eso sí, a esta me la cobro… PREPARATE, MARUJITA!!!

miércoles, 2 de abril de 2008

Esa "loca" historia del primer muerto en Malvinas


Antes que nada, espero que nadie se ofenda con el título del post. No tiene nada que ver con lo que piensen, justamente, los malpensados. Es que, simplemente, ayer, por conmemorarse un nuevo aniversario del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas vi un programa de televisión referido al tema. De todos los personajes que pasaron me gustó mucho la historia -no la conocía- del "loco" (loco lindo, a no confundir) que se convirtió en la primera baja que dejó la absurda guerra inciada el 2 de abril de 1982.

La historia, si buscan en Internet, encontrarán que tiene algunas controversias. Por ejemplo, en un sitio -no mu respetable, por cierto- publican que el primer muerto en las islas fue Mario Almonacid Vargas, un soldado conscripto de la Infanteria de Marina Argentina, de 20 años de edad, quien era hijo de Humberto Almonacid y María Vargas, ambos chilenos. Y agrega que fue el 3 de abril, durante el asalto a Grytviken en las Georgias. Sin embargo, la historia más fehaciente, que coincide con la que yo vi en TV asegura que el primer caído en Malvinas fue capitán de Fragata Post-mortem, Pedro Edgardo Giachino (foto), argentino e hijo de argentinos (si vale de algo la aclaración).

Pues, de ahora en más, me voy a referir sólo a la segunda versión, la reconocida oficialmente y de la que la mayoría de los argentinos creemos: la de Giachino. Resulta que en este programa aprovecharon, para contar la historia de su muerte, el testimonio de su madre Delicia Rearte de Giachino. Este buzo táctico, que desembarcó el 1 de abril en Malvinas, tenía como misión lograr la rendición del entonces gobernador de las islas, Rex Hunt antes de que desembarcara el grueso de las tropas argentinas y evitar de esa forma un combate armado en el centro urbano.

Al mando de esa patrulla de comandos anfibios, iba Giachino, un joven infante de marina que el 28 de mayo de ese año hubiese cumplido 35 años. Este avanzó con sus hombres hasta la casa de Hunt, y se lanzó solo a derribar la puerta. Lo esperaba detrás una ráfaga de ametralladora. Alcanzó a gritarle a sus hombres que se cubrieran, con lo que salvó sus vidas, pero quedó herido de gravedad por los disparos.

Gracias a Dios, pudo y supo cumplir con su deber", recuerda, hoy (con más dolor -según ella-), su madre. "Tuvo que elegir entre él y sus hombres. Y eligió ser él quien muriera", agregó en el testimonio televisivo. "Las autoridades militares de entonces no supieron valorar la derrota: la tomaron como algo vergonzante. Y los sucesivos gobiernos, desde los paraguas hasta los ositos, se han preocupado más por ir a besar la mano de su graciosa majestad que por reivindicar Malvinas", disparó Delicia también.

Además, luego, contó, con detalle, cómo fue su muerte. Es decir, relató con una exactitud suiza cada detalle de esa "loca" pero muy heroica historia de su muerte. No recuerdo bien, pero dijo algo así: Giachino, después de herido, tomó una granada y amenazó con lanzarla hacia donde estaba el enemigo si no se rendía el Gobernador y toda su guardia. El quería ser la única baja y no permitía que nadie se le acerque a ayudarle, mientras se desangraba. Los allegados al máximo mandatario inglés de las islas le fueron a comentar la situación a su jefe. "Allá, afuera, hay un loco con una granada que amenaza con soltar si no nos rendimos", le dijo uno de ellos. Mientras, los demás soldados argentinos, estaban preparados a aniquilar a los pocos ingleses, pero la orden de Giachino era que no hubiera más bajas, que su inevitable muerte.

En fin, la situación lo desbordó al gobernador Rex Hunt, quien se terminó rindiendo muy pronto. Giachino cumplió con su palabra y amarró de nuevo la granada, no la hizo detonar y se convirtió en la única baja de la toma de las islas. Un héroe de la puta madre que no sé si llegó a ver flamear la bandera argentina en las islas, pero que sí murió con el alma inflada de orgullo y con la conciencia tranquila de haber cumplido su objetivo: no hubo bajas en la toma de las islas y las Malvinas volvían a ser argentinas.

martes, 8 de enero de 2008

¿A quién le dices “Ojalá”?


Ojalá estas palabras no queden huérfanas, como nacieron. Ojalá nunca sepa la verdad de tus estrofas. Ojalá se renueve la incertidumbre al escucharte. Ojalá no te crea cuando te escuche. Ojalá sea un desamor. Ojalá que no. Ojalá que caigan las pesadas cadenas de tus acordes sobre los villanos. Ojalá mañana fuera el 69. Ojalá muera con tu melodía. Ojalá sigas siendo misteriosa. Ojalá sigas siendo Ojalá.

Reconozco que siempre quise encontrarle un tinte político y hallar a Ojalá como una ofensiva para un dictador. Sin embargo, el bueno de Silvio Rodríguez se encargó de aclarar, en más de una oportunidad, que fue inspirada por un amor perdido que lamentó en su juventud. Aunque, también circula por la web una entrevista en donde el cubano asegura que la canción denuncia una traición que perfectamente puede cuadrarle al dictador Augusto Pinochet. Claro que la letra fue terminada por el trovador en 1969, es decir, cuatro años antes del golpe de estado que acomodó al represor en el poder de Chile. Mientras tanto, hay quienes afirman que se trata de una protesta sobre el régimen de Fidel Castro y hasta algunos sospechan que corresponde un reniego hacia el imperialismo norteamericano.
En fin, aquí les presento dos interpretaciones de boca de Silvio:

Por un desamor
Cuenta Silvio en su portal oficial: «Ojalá yo la compuse a una mujer que fue, podríamos decir, mi primer amor. Fue un amor que tuve cuando estuve en el ejército, haciendo mi servicio militar. La conocí cuando tenía 18 años, fue mi primer amor importante en el sentido de que fue el primer amor que me enseñó cosas. Era una muchacha mucho más evolucionada que yo, mucho más inteligente, más culta. Me enseñó, por ejemplo, a César Vallejo. Después nos tuvimos que separar, estaba estudiando medicina y en fin, no le cuadró. No sé por qué estudió medicina, cosa loca de ella, en realidad siempre fue de letras. Después estudió letras, se fue a su pueblo Camagüey, a estudiar eso y yo me quedé solo aquí en la La Habana, totalmente desolado.
Pasaron los años y el recuerdo de aquel amor tan bonito, tan productivo, tan útil (ojo, no confundir con utilitario), enriquecedor, de aporte a uno... pues, estaba obsesionado yo con esa idea. Y porque fue un amor frustrado, tronchado por las circunstancias, por la vida, no fue una cosa que se agotara, pues se me quedó un poco como un fantasma y por eso compuse esta canción en un momento quizás de delirio, de arrebato, de sentimiento un
poco desmesurado: ojalá esto, ojalá lo otro...»

Por una traición
- Silvio aclaranos el misterio de Ojalá, esa canción que todo el mundo la ve casi que como quiere, aunque el sentir de casi todos es que la dedicas al General Augusto Pinochet; muchos otros piensan que es una canción que nos revela a Silvio en uno de sus más grandes despechos, (risas).
-Silvio- (Risas) Sí, estoy de acuerdo con eso. La canción se presta a muchas distintas interpretaciones según cada quien; pero en lo que todos coincidimos es en el hecho de que denuncia “La Traición” y nos define ante esta última. En ese sentido, se adecua perfectamente a Pinochet pues este general juró lealtad al presidente Allende, mientras a sus espaldas maquinaba el de destruirle... Claro que también se dan casos de traición en la relación de una pareja, pero Ojalá denuncia una traición mucho más grave; mucho más dura. La traición en una pareja puede tener mil significados y mil respuestas. El caso de Pinochet es sólo traición; pero no la escribí específicamente para éste. Aún no se revelaba en toda su extensión como el Gran Traidor del Pueblo Chileno. La escribí sí, para ese modo muy peculiar de la traición...

miércoles, 2 de enero de 2008

Mezo Bigarrena: el bohemio sin suerte


Conoció a Joaquín Sabina durante su exilio en Londres. Como dos buenos amigos, se disputaron mujeres y cuentan que ésta pudo ser una de las razones por las que, años después, terminaron distanciándose. También compartieron humildes faenas en las épocas duras. Ambos se dedicaron a la música, aunque tomaron rumbos diferentes: Sabina se hizo popular, pero su compatriota, el vasco Mezo Bigarrena, prefirió -por su idiosincrasia- vivir en las sombras, lejos de las frivolidades, y sólo pudo grabar dos discos: “Viaje de Vida” y “Avión”. Posteriormente, en 1993, terminó por suicidarse, colgándose de un árbol en los bosques de Palermo. El desdichado fin de este bohemio sin suerte inspiró a Sabina en "Flores en su entierro" o "Flores en la tumba de un vasquito" (dos versiones diferentes). Entre otros tormentos, Mezo fue perseguido por la Interpol acusado de traficante de droga. Para alejarse de los excesos -y escaparse de la policía, por qué no-, el Vasco se instaló en Rosario, donde -lamentablemente- la vida nocturna no le fue esquiva y terminó por consumirlo. Si bien no supo llegar al grueso de la sociedad, en el mundillo artístico sí fue admirado e incluso, Juan Carlos Baglietto hizo famoso algunos temas de su autoría, como “La Rosa Fantasma”, “Adoquines en tu cielo, Rosario” y “José Albañil”.
Este es un brevísimo resumen de su vida. Pensé en hacerlo más extenso, pero la nota periodística que realizó Ina Godoy, en septiembre de 2003 para Página 12, parece insuperable. Este es el link: "Vasco Viejo".

Adoquines en tu cielo, Rosario”, la descripción más bella de una ciudad, de un lugar...


JOAQUIN Y SU CANCION PARA MEZO
Esta es una de las versiones de la canción que le dedicó Joaquín Sabina a la partida de Mezo Bigarrena: "Flores en la tumba de un vasquito".



BIGARRENA SE BURLA DE SABINA
Como dijimos anteriormente, Mezo y Sabina se distanciaron luego de una larga amistad, aunque los motivos nunca se supieron con exactitud. Además, mencionamos que Joaquín le compuso un tema luego de su muerte. Sin embargo, lo que no muchos saben, es que Bigarrena también le escribió una canción a su compañero de exilio. Pero, claro, en ella el Vasquito, claramente resentido con Sabina, se despacha con todo, mencionándolo como snobista, camarero de Londres, y un Yuppie (este es el nombre del tema), que significa un joven superficial que aplica a su vida sólo trivialidades, banalidades y consume lo que está de moda. Escuchá "Yuppies":

domingo, 30 de diciembre de 2007

Los Beatles y su viaje por las drogas


El 5 de agosto de 1966, The Beatles lanzó a la venta su séptimo álbum: “Revolver”, que rápidamente logró ser número uno en la lista de ventas de Gran Bretaña y los Estados Unidos. Con una fuerte pronunciación psicodélica, Revolver es citado como uno de los mejores álbumes pop de la historia y un viaje delirante por el mundo de las drogas.
La pista más ligera de este álbum es la infantil "Yellow Submarine." Se dice que el título proviene de una observación que hizo Ringo durante un viaje de LSD.

Paul escribió esta canción una noche mientras estaba tendido en su cama, todos los demás estaban reunidos en el estudio 2 teniendo una pequeña fiesta animada por Mal Evans, quien con el tambor de bajos amarrado a su pecho giraba por todo el estudio gritando "We all live in a Yellow Submarine" y era seguido por los demás... (evidentemente, estaban todos re locos). Entre los "efectos especiales" de esta canción podemos oír a John haciendo burbujitas en un balde con agua, a Alf Bicknell sacudiendo una cadena en una tina y a Brian Jones (de The Rolling Stones) haciendo chocar vasos de cristal.

Cuando el tema salió a la luz, todos asumieron que estaba relacionado con las drogas, excepto Paul, quien señaló que lo único que relacionaba con submarino amarillo eran unos dulces azucarados que él había probado alguna vez en Grecia. Luego, la juventud comenzó a nombrar a las drogas duras como "Yellow Submarine".

En "She Said, She Said", Lennon, Harrison y Starr estaban bajo la influencia del LSD cuando la escribieron en la casa alquilada por los Beatles en Benedict Canyon en Beverly Hills, California, en Agosto de 1965. Fonda pasó por allí para ver a unos amigos suyos, miembros de The Byrds, y para conocer a The Beatles. Fonda le dijo a Harrison, "I know what it's like to be dead (Sé cómo es estar muerto)," porque de niño casi había muerto por la herida de un disparo que se hizo él mismo. Lennon le contestó: "Who put all that shit in your head? (¿Quién puso toda esa mierda en tu cabeza?)". Además, McCartney dijo que "Got To Get You Into My Life", que durante mucho tiempo se ha supuesto una canción de amor, era de hecho una oda a la marihuana.

En "I'm Only Sleeping," Harrison tocó las notas para la guitarra principal en el orden inverso, después invirtieron la cinta y la mezclaron. El sonido de la guitarra "en marcha atrás" daba un tono a la canción más durmiente, siniestro y melancólico. Esto, junto con la letra al revés usada en la canción "Rain" de los Beatles (grabado en las sesiones y lanzado por separado, como un simple) fue el primer caso de mensaje a la inversa, el cual Lennon descubrió después de estar cargando erróneamente una cinta de carrete a carrete hacia la inversa mientras estaba bajo los efectos de la marihuana.

Letra (Lyrics) de Yellow Submarine en castellano y en inglés.





La Película:

Tanto fue el éxito que acaparó este disco que no tardó en llegar la oferta para llevar la historia a la pantalla grande. Fue en 1968, cuando el animador canadiense George Dunning y las productoras United Artist y King Features Syndicate hicieron una película. Esta vez, los reyes de Liverpool aparecen casi al final de la animación, aunque en situación de doblaje.



martes, 25 de diciembre de 2007

La niña que, preocupada por Papá Noel, le envió una carta a Kennedy

En aquella carta, Michelle, que por entonces sólo tenía 8 años, decía preocupada: “Querido Kennedy, por favor, no dejes que los rusos bombardeen el Polo Norte porque matarán a Santa Claus”. Unos días después, en plena Guerra Fría, el presidente norteamericano le envió una respuesta: “No debes preocuparte por Santa Claus, hablé con él ayer y está bien. Hará sus recorridos esta Navidad”.


El Muro de Berlín llevaba apenas dos meses de existencia, la Guerra Fría alarmaba al mundo y la Unión Sovietica intentaba dar su gran golpe en la carrera armamentística que sostenía con Estados Unidos.
Para demostrar su poderío, el cuestionado líder ruso Nikita Khrushchev ordenó a sus hombres la construcción del artefacto explosivo más potente de la historia: una bomba atómica de 50 megatones. La denominaron “Tsar Bomb” y fue detonada el 30 de Octubre de 1961 sobre el Polo Norte. La prueba nuclear fue tan impresionante que provocó daños a más de 1.000 kilómetros de distancia; es decir, podría haber causado estragos en la superficie de siete provincias de Tucumán juntas o dos Buenos Aires.
La noticia recorrió el planeta y la casa de los Rochon, en Michigan (EE.UU), no fue la excepción. Al escuchar a sus padres platicar sobre el tema, la pequeña Michelle fue corriendo hasta su habitación, se sentó en un taburete, tomó un papel, un lápiz y le escribió una carta al mismísimo presidente norteamericano: John Fitzgerald Kennedy.
Hoy, 46 años después, el mensaje de la niña fue abordado por Caroline Kennedy, hija del ex presidente, en su libro “A Family Christmas”, un éxito en las librerías de ese país. Toda una adulta, Michelle Rochon pudo reunirse con Caroline en un programa televisivo y recordaron el episodio.
 
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