lunes, 5 de julio de 2010

La nada

Intento escribir de no sé qué. Es hora de darme cuenta de que se necesita un problema, una inquietud, plena tristeza o demasiada felicidad. Nadie puede explayarse en un estado de equilibrio. Y si quisiera luchar contra eso, sólo obtendría un cúmulo de oraciones descoloridas, mudas, desapercibidas. Ni siquiera estarían inquietas. Preferiría que se muestren agresivas, malas, filosas, peligrosas o hirientes. O quizás dolidas, abatidas, golpeadas, heridas de muerte. Verlas morir inhertes es más triste que oírlas llorar. Oírlas llorar es apasionante. Muchos más que sentirlas reír. Se puede vivir con angustia, con rabia y también con satisfacción, pero no sin ellas. Esos ánimos le dan sentido a la vida. La inexpresión es el peor enemigo de la creación del hombre. Es la nada. No es siquiera gris, ni huele mal. No tiene aspecto. No se puede maldecirla ni adorarla. Eso sí, ocupa un espacio. Está, sé que está. No estaría hablando de ella si no estuviera. La conozco apenas por la ausencia de otras cosas. Ausencia de calor y de frío, de plenitud y nostalgia. No tiene gracia pero genera otras. Rencor, por ejemplo. Daño, también. Desearía verla para poder insultarla. Pero no tiene valor para eso, para mostrarse. Debo dejarla estar, aún cuando no es. Optaría, sin dudarlo, en ignorarla. Pero tampoco, es demasiada nada como para estar ausente. Es un vacío. Sí, sí: un vacío sin intenciones de llenarse ni de vaciarse aún más. Claro que sigue generando impresiones. Ahora, algo en mí le devuelve desesperación y conformidad; tan opuestos, tan reales y tan inalcanzables por ella. Una colérica inquietud por verla cambiar, moverse, encrisparse, derretirse, mutar. Y me doy por vencido, acuerdo que es sinónimo de lo imposible. Te atrapa con rejas invisibles. Te golpea con varas que se hicieron humo hace mucho tiempo. Te acaricia con pétalos sin rugosidad ni temperatura. Susurra silencio. Algo hace y está, sé que está. De repente, entiendo cuál es su propósito. Convertir a todos en nada. Sólo así podré estar con ella. Seré nada, no le diré nada. Estaré sin estar. Y aquí acaba un vació que nunca se llenó. Perdón, sí se llenó: se llenó con la nada misma, que es igual a la inexistencia de las cosas. Significa no pensar, ni dejarse ver ni escuchar, ni pretender, ni decir... sólo estar.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Literatura tucumana, al palo

Entreteniendo fantasmas cronológicos que no hacen más que joderme la vida, este año me inscribí para cursar la carrera de Letras. Esto antes de enterarme de que el rector de mi Universidad fue elegido coimas de por medio. De hecho, ya no confío en el primero ni en el último de quienes tienen que formarme ética y profesionalmente. Pero no quiero hacer de este escrito una postal de lamentos. Sólo pretendía destacar una obra literaria de una autora tucumana: Olga Eugenia Flores. Es que revolviendo mi pequeña bibliotequita encontré un libro que había leído de pequeño. Se llama “La casa en los cerros”; y quería recomendarlo. Es nuestro, local, auténtico y muy atrapante, por cierto. Especial para aquellos que gustan viajar a la infancia y recorrer la magia del asombro. Espero no equivocarme y que no sea uno de esos libros que tengan una interpretación política oculta, como “La casa tomada”, de Cortazar. Es ávido para los adultos que no quieren perder la pureza del Peter Pan que todos llevamos dentro. Además, voy a dejar un fragmento de la pieza que elegí al azar. Aquí va:


[En silenciosa procesión, los chicos pasaron adentro y Martín los guió al estudio-saloncito-cuarto de juegos de la derecha. Explorando la casa, Martín había encontrado un viejo colchón en el piso superior, el mismo que había saltado del armario sobre un Jorge muerto de susto, y lo había traído para que Arturo estuviera sobre algo más cómodo que el duro piso de madera.

La ventana estaba un poco más abierta ahora, y en la forma yacente se distinguían ya rasgos y aspecto general. Arturo era un hombre de regular estatura, delgado. Sobre la tela desteñida del viejo colchón su pelo castaño claro parecía tener un brillo especial. Sus rasgos regulares, su frente amplia y su nariz recta hubieran hecho que las chicas lo calificaran de “churro” en otras circunstancias, pero en este momento cualquier apreciación estética estaba fuera de lugar, ante la impresión de ver la intensa palidez de su rostro mal afeitado y esa horrible herida en el hombro, que Martín acababa de lavar y desinfectar.

-¿Se va a morir? -Susurró Federico, pensando en toda esa gente baleada que se moría en la televisión.

-No creo -opinó Martín.

-No, no me pienso morir todavía.

Era Arturo el que había hablado con una voz honda, un poco ronca, articulando lentamente y con una leve sonrisa en los labios pálidos y secos. Volvió la cabeza un poco y abrió gradualmente los ojos, que resultaron ser claros y profundos.]



martes, 25 de mayo de 2010

Qué linda que sos, ARGENTINA!!!! la puta madre que te parió!!!!!!!!!!!!

domingo, 16 de mayo de 2010

Crisis


Soñé que la tempestad arroyaba todo. El mar gemía y los maderos se quebraban. Ojos de humo se enardecían de rigurosa presión. Algunos explotaban sin razón, otros por descuido. Y a pesar de que aquel hombre me protegió con su sapiencia, uno llegó a dañar mi pómulo izquierdo. Una anciana haraposa me creyó muerto; su perro también. Me levanté para contemplar que había cesado la barbarie, pero yo... yo ya no era yo.

sábado, 8 de mayo de 2010

El Jazz, música para escuchar con los pies

El jazz es, ante todo: improvisación, vida, expresividad, evolución constante. El verdadero jazz se encuentra en el Mississippi, brota de las manos del pianista de un bar de Storyville, o en medio de los hombres de una banda de músicos que tocan para acallar la violencia de un ajuste de cuentas en Chicago. El jazz es también la voz de un clarinete que exalta la vida, y es también una plegaria a Dios.

La historia del jazz es una de las más originales de la música. Sus personajes y estilos, su fuerte individualismo, la hacen enormemente atractiva; y aunque algunas tendencias exijan una alta preparación por parte de los aficionados, es sobre todo música para escucharla con los pies.

El jazz perdurará mientras la gente lo escuche con los pies y no con la cabeza-, dijo hace tiempo el director de orquesta norteamericano John Philip Sousa. Y así fue durante los años 30, con las bandas de Nueva Orleáns (Buddy Bolden) o con las de los hombres de Austin High en los bares ilegales de Chicago. Se tocaba música para que la gente bailara.

A partir de los años 40, el público comenzó a escuchar jazz con la cabeza en vez de con los pies. Pero es que las nuevas formas (bebop, cool, free) dejaron un poco de lado el ritmo para atraer al intelecto, y como consecuencia a reducidos grupos de vanguardia. A pesar de todo y contradiciendo los malos augurios de Souse, el jazz perdura y el público lo sigue con extraordinario entusiasmo. ¿Cuál es el secreto?: su gran vitalidad.

Desde el corazón del Africa Americana
Hablar del jazz como música afroamericana sería simplificar demasiado las cosas. Jazz es una forma de expresión espontanea o individual que se crea en el momento. Es improvisación, libertad, canto de protesta y de marginación. La crearon los negros de los estados esclavistas del Sur (Alabama, Louisiana, Georgia), mientras trabajaban en las plantaciones de algodón. Sus blues y sus spirituals fueron la semilla. De ella nacerían los primeros sonidos del auténtico jazz, último género popular en la historia de la música occidental. Un tipo de expresión urbana que empezó a afianzarse en los cafés de los negros de Nueva Orleáns, a finales de 1800 y principios de 1900.

Según las estadísticas, el mercado de esclavos africanos tuvo un saldo de 15 millones de hombres, mujeres y niños, vendidos en distintas zonas del mundo. La mayor parte de esta cifra fue a parar a América. Los campos de algodón y tabaco exigían mucha mano de obra. El negro africano era fuerte y trabajaba por un pequeño jornal: comida y choza. Fuera de eso, nada poseía, excepto el recuerdo imborrable de las danzas y cantos de su Africa natal. La música era fundamental para el africano. A fin de cuentas, el equipaje de un esclavo solo contenía ritmo y melodía.

A estos temas de oración y súplica se agregaron las canciones de trabajo. ¿Por qué? El esclavo se dio cuenta de que era mucho más fácil trabajar cantando. Los peones, los estibadores, los presos. los obreros portuarios y del ferrocarril cantaban. Un guía improvisaba y los demás respondían con murmullos o gritos.

La sencillez de estas frases, debida probablemente a su escaso conocimiento de la lengua de los colonos, fue evolucionando hasta convertirse en poesía vigorosa, tierna, desesperada a veces. Tanto que Jean Cocteau llegó a afirmar que las letras de los blues eran la última aparición de una poesía automáticamente popular. Y los blues eran ya un género típicamente jazzistico.

Los gobernantes tomaron conciencia, enseguida, de ese nuevo fenómeno musical. Tanto, que el Departamento de Estado organizó y protegió, desde el principio, las giras internacionales de los “jazzmen” norteamericanos. Louis Armstrong, Duke Ellingtong, Miles Davis, Dizzy Gillespie, Jack Teagarden, Mahalie Jackson, Stanz Getz, Keith Jarrets y otros han mostrado su peculiarisimo estilo en todas partes. Han actuado delante de reyes y reinas, Louis Armstrong fue recibido por el Papa en el Vaticano y Benny Goodman y su orquesta actuaron en Rusia, durante el verano de 1962. La ovación fue sorprendente, incluso Nikita Kruschov aplaudió, entusiasmado, de pie.

Naturalmente, los spirituals y los blues evolucionaron hasta crear su propio lenguaje: el del jazz. ¿Cómo es ese lenguaje? Uso de la síncopa, insistencia rítmica, timbres instrumentales insólitos – difíciles de encontrar en otro tipo de música -, improvisación, y, en cuanto a las voces, desgarro de las mismas. Todo ello impregnado de una palabra mágica: swing. El alma del jazz. Algo que va más allá de la propia interpretación.

“El swing no existe en el texto musical, solo puede darse en la ejecución”, afirmaba constantemente Duke Ellingtong. Efectivamente, el jazz era y es una peculiarisima manera de entender la práctica musical por el negro norteamericano. Una práctica llena de expresividad, original, vitalista cien por cien. Una música para expresar amor, dolor. Una música para contar la vida del héroe, las amarguras y desencantos de cada día. El jazz primitivo era una válvula de escape emocional ante las frustraciones del hombre negro en el mundo del hombre blanco.


VIDEOS: Un clásico de Benny Goodman y su orquesta (Sing, sing, sing) y una perla bien criolla interpretada por Louis Armstrong (Adiós Muchachos).



jueves, 6 de mayo de 2010

Ojos que sí ven, corazón que sí siente

Continuando con los hérores anónimos de nuestra querida Argentina quería recordar a otro hombre de la Ciencia: el doctor Roberto Zaldívar. Para aquellos que les gustan las comparaciones, este mendocino de 50 años se encamina para ser el próximo Favaloro de la medicina criolla, aunque esperamos que con un final mucho más feliz que el que tuvo el cardiólogo platense.

Sólo tuve que buscar “oculista mendocino” para que Google me diera una lección: mejor era llamarlo oftalmólogo. El primer resultado de la búsqueda arrojó un premio que le dieron a Zaldívar en Boston. Fue el último 11 de abril, con el que se convirtió en el primer especialista de habla hispana en recibir esta distinción, otorgada por la Jan Worst Medal Award de ese estado norteamericano.

Si quieren saber lo que dice Wikipedia de Zaldivar, junto con los premios que obtuvo, pinchen aquí.

Su padre, Roger, fue el fundador del Instituto Zaldívar, lugar pionero en implementar la tecnología de las operaciones de láser en la década del 60. Por citar algunas personalidades, por en esta clínica fueron atendidos Susana Giménez, Julio Bocca, Jorge Guinzburg, Dady Brieva y José Luis Menotti.

Pero lo más loable de Roberto Zaldívar es la fundación que creó en 1990 y lleva su nombre. Esta atiende a personas sin ningún tipo de recursos de las más complejas intervenciones. Además, también lanzan programas dedicados a la población, como cuando asistieron a 6 mil estudiantes de escuelas rurales.

En fin, la idea era destacar a esta clase de personas, que además de ser excelentes profesionales, su buena leche no se pierde. Los argentinos ya perdimos a un ser humano completo como Favaloro. Es hora de que nos demos cuenta a tiempo de la gente que vale la pena. Ojos que sí ven, corazón que sí siente.


miércoles, 5 de mayo de 2010

Pablo Neruda

ODA A LA ENVIDIA


Yo vine
del Sur, de la Frontera.
La vida era lluviosa.


Cuando llegué a Santiago
me costó mucho cambiar de traje.
Yo venía vestido
de riguroso invierno.
Flores de la intemperie
me cubrían.
Me desangré mudándome
de casa.
Todo estaba repleto,
hasta el aire tenía
olor a gente triste.
En las pensiones
se caía el papel
de las paredes.
Escribí, escribí sólo
para no morirme.
Y entonces
apenas
mis versos de muchacho
desterrado
ardieron
en la calle
me ladró Teodorico
y me mordió Ruibarbo.
Yo me hundí
en el abismo
de las casas más pobres,
debajo de la cama,
en la cocina,
adentro del armario,
donde nadie pudiera examinarme,
escribí, escribí sólo
para no morirme.

Todo fue igual. Se irguieron
amenazantes
contra mi poesía,
con ganchos, con cuchillos,
con alicates negros.

Crucé entonces
los mares
en el horror del clima
que susurraba fiebre con los ríos,
rodeado de violentos
azafranes y dioses,
me perdí en el tumulto
de los tambores negros,
en las emanaciones
del crepúsculo,
me sepulté y entonces
escribí, escribí sólo
para no morirme.

Yo vivía tan lejos, era grave
mi total abandono,
pero aquí los caimanes
afilaban
sus dentelladas verdes.

Regresé de mis viajes.
Besé a todos,
las mujeres, los hombres
y los niños.
Tuve partido, patria.
Tuve estrella.

Se colgó de mi brazo
la alegría.
Entonces en la noche,
en el invierno,
en los trenes, en medio
del combate,
junto al mar o las minas,
en el desierto o junto
a la que amaba
o acosado, buscándome
la policía,
hice sencillos versos
para todos los hombres
y para no morirme.

Y ahora,
otra vez ahí están.
Son insistentes
como los gusanos,
son invisibles
como los ratones
de un navío
van navegando
donde yo navego,
me descuido y me muerden
los zapatos,
existen porque existo.
Qué puedo hacer?
Yo creo
que seguiré cantando
hasta morirme.
No puedo en este punto
hacerles concesiones.
Puedo, si lo desean,
regalarles
una paquetería,
comprarles un paraguas
para que se protejan
de la lluvia inclemente
que conmigo llegó de la Frontera,
puedo enseñarles a andar a caballo,
o darles por lo menos
la cola de mi perro,
pero quiero que entiendan
que no puedo
amarrarme la boca
para que ellos
sustituyan mi canto.
No es posible.
No puedo.
Con amor o tristeza,
de madrugada fría,
a las tres de la tarde,
o en la noche,
a toda hora,
furioso, enamorado,
en tren, en primavera,
a oscuras saliendo
de una boda,
atravesando el bosque
o en la oficina,
a las tres de la tarde
o en la noche,
a toda hora,
escribiré no sólo
para no morirme,
sino para ayudar
a que otros vivan,
porque parece que alguien
necesita mi canto.
Seré,
seré implacable.
Yo les pido que sostengan
sin tregua el estandarte
de la envidia.
Me acostumbré a sus dientes.
Me hacen falta.
Pero quiero decirles
que es verdad:
me moriré algún día
(no dejaré de darles
esa satisfacción postrera),
no hay duda,
pero moriré cantando.
Y estoy casi seguro,
aunque no les agrade esta noticia,
que seguirá
mi canto
más acá de la muerte,
en medio
de mi patria,
será mi voz, la voz
del fuego o de la lluvia
o la voz de otros hombres,
porque con lluvia o fuego quedó escrito
que la simple
poesía
vive
a pesar de todo,
tiene una eternidad que no se asusta
tiene tanta salud
como una ordeñadora
y en su sonrisa tanta dentadura
como para arruinar las esperanzas
de todos los reunidos
roedores.

lunes, 19 de abril de 2010

Sed de ti

Cuerpo blanco, pureza de marfil.
Dame tu mano insolente antes de que calle el sol.
Prueba, si quieres, tus instintos celestiales y no podrás oír otra cosa más que esta melodía.
Disfruta mi semblante que acompaña tu sombra.
Dale vida a esa sonrisa imaginaria que la soledad te hizo inventar.
No olvides tus alas antes de despegar tan alto.
Devuélvele tu belleza infinita a la naturaleza, pues le pertenece tanto como a todos.
Recuerda que tu alma está en el aire; Puedo besarla, tocarla, acariciarla... pero nunca apresarla.
Roza tu pecho contra la seda blanca que envuelve tus sueños y verás que no es difícil ver mi luz.
Sácate el sombrero para contemplar tus blancos cabellos.
Ya no hay prisa, mas si ansiedad.
Hoy tengo sed de ti.

¿Loco? un poco, nada más

Julio Cortazar
“La diferencia entre un loco y un piantado está en que el loco tiende a creerse cuerdo mientras que el piantado, sin reflexionar sistemáticamente en la cosa, siente que los cuerdos son demasiado almácigo simétrico y reloj suizo, el dos después del uno y antes del tres, con lo cual sin abrir juicio, porque un piantado no es nunca un bien pensante o una buena conciencia o un juez de turno, ese sujeto continúa su camino por abajo de la vereda y más bien a contrapelo, y así sucede que mientras todo el mundo frena el auto cuando ve la luz roja, él aprieta el acelerador y Dios te libre.”

  • Como regalo, una visión distinta de este misterio llamado locura por parte de Eduardo Galeano:
"El Derecho al Delirio"

domingo, 18 de abril de 2010

Todos juegan a reír

Brinco sin mirar que ya di tres. Vuelve alada la gracia serena. Caen los profetas sobre la misma piedra y a contar: verde, amarillo, rojo, naranja, azul y violeta. Todos juegan a reír, pero equivocan los manjares que sólo esta boca salpica. Todos juegan a reír, incluso yo. Menos Madame Frunchie, quien perdió su dado en una mano de dignidad. El mate sabe a libertad, el cigarrillo a columpio. Mi barba dibuja burbujas tibias en la madrugada. Mientras todos juegan a reír, yo parto la baraja y sale el Rey. Bienvenido.

miércoles, 14 de abril de 2010

Camilo Cienfuegos, el padre de la democracia cubana que no fue


Nunca se sabrá. O sí. Quizás tengamos que esperar el avance de la tecnología o aguardar una máquina que nos transporte al pasado para descubrir si Camilo Cienfuegos, el único revolucionario cubano que pedía elecciones democráticas en ese país, fue asesinado o realmente sufrió un accidente entre a entre el 28 y el 29 de octubre de 1959.

Camilo Cienfuegos Gorriarán nació el 6 de febrero de 1932 y creció en una familia humilde. De hecho, este hijo de inmigrantes españoles tuvo que dejar sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes por problemas económicos. Es por eso, también, que en 1953 buscó suerte en Estados Unidos, aunque no pudo aguantar los maltratos sociales y la indiferencia.

Un año después, regresó a Cuba y se integró a las protestas estudiantiles -que cada vez eran más populares- contra el dictador de aquel país: Fulgencio Batista.

Posteriormente, en 1955, tuvo que exiliarse a Nueva York. Había sido herido durante una manifestación, era perseguido por el régimen y se encontraba sin trabajo. Pero muy poco duró su estadía (venció su permiso de residencia) hasta que fue expulsado hacia México, donde comenzaría su verdadero destino revolucionario. Allí conocería a Fidel Castro, con quien, junto a otros revolucionarios, acuerdan un golpe contra Batista. Sin embargo, Camilo no poseía entrenamiento militar, por lo que fue el último elegido para el ataque.

Sin embargo, rápidamente se encarga de dirigir varios pelotones y asciende al grado de capitán. Ostenta una gran amistad con el propio Fidel y con el comandante Ernesto "El Che" Guevara. El carisma de Camilo Cienfuegos era demasiado llamativo y muy provechoso para Castro y sus hombres. Tras el triunfo de la Revolución, fue designado Jefe Supremo del Ejercito Rebelde. Combatió en los levantamientos contra-revolucionarios y participó también en la Reforma Agraria, junto con "El Che".

Sin embargo, Camilo comenzó a tener roces y diferencias con Fidel Castro. Sumado a esto, el comandante Cienfuegos era muy querido por su humildad, sencillez y sonrisa franca, y una gran popularidad... tan popular como Castro. Además, era quizás el único revolucionario de alto mando que consideraba la idea de ofrecer elecciones democráticas en Las Islas. En fin, ostentaba ideas "contra-revolucionarias".

"Lo que más me impresionó de Cuba es cómo admiran a Cienfuegos. Muchos hablan del Che, de Fidel... pero todos, todos te hablan de Camilo", me decía mi primo al regresar de Cuba, algo que nunca se borró de mi memoria. Pasaron los años y nunca, pero nunca, el pueblo cubano lo olvidó.


SU MUERTE, UNA INCOGNITA
En el proceso revolucionario había rebeldes. Entre ellos estaba Huber Matos. El 19 de Octubre de 1959, este jefe militar de la provincia de Camagüey da un paso más en su distanciamiento del proceso al enviar por segunda ocasión una carta de renuncia a Fidel Castro.

Por ello, el líder revolucionario envía una carta a Cienfuegos con la orden de arrestar a Matos. Camilo viaja a Camagüey para cumplir la misión, pero... La carta, sin dudas, uno de los documentos más costoso en la historia de Cuba, hizo que Matos cumpliera veinte años de cárcel y que Cienfuegos nunca llegase a su destino.

Juan Orta, un ex-secretario de Castro le manifestó al joven poeta Iván Pórtela, cuando ambos estaban exiliados en la embajada de México: "Yo estoy plenamente convencido de que el avión de Camilo fue derribado por ordenes de Fidel Castro". Orta que estuvo tres años asilado en la embajada de México, continuo diciendo a Pórtela, "que estaba reunido con Fidel cuando Raúl Castro y Ernesto Guevara le plantearon a Fidel: Camilo se opone a cambios estructurales en el ejército rebelde, a lo que Fidel respondió. El plan será llevado a cabo, cueste lo que cueste, ni cien Camilos podrán oponérsele".


DATOS "CURIOSOS"

  • El piloto del Sea Fury que -supuestamente- despegó poco después que lo hiciese la avioneta de Cienfuegos desapareció.
  • El mecánico de avión que reportó que el caza británico traía una ametralladora completamente descargada murió ese mismo día. Un automóvil lo atropelló.
  • El pescador que declaró que había visto a una avión caza atacando una avioneta fue conducido a La Habana para ampliar las investigaciones y no se supo más de él.
  • El comandante Cristino Naranjo, amigo personal de Camilo y oficial de la Columna Invasora que este comandaba, quien había iniciado una investigación por su cuenta fue baleado a entrada del Campamento Libertad, porque -supuestamente- no se había identificado.
  • El capitán Manuel Beatón, poco después, se alzó en armas contra el gobierno en la Sierra Maestra, capturado y sumariamente ejecutado. No obstante, continúa Orta su relato, un miembro del tribunal, el teniente Agustín Onidio Rumbaut, logró entrevistarse con él mientras estuvo detenido y éste le confeso que Fidel Castro, Raúl Castro, Ernesto Guevara, Félix Torres y el informador Jorge Enrique Mendoza, eran los responsables directos de la muerte de Cienfuegos.
  • Días mas tarde, después de haber preparado un informe confidencial, el teniente Agustín Onidio Rumbaut murió en un “accidente de caza”.

Nunca se sabrá. O sí. Quizás, la Historia lo absuelva... a quien
quiere una Cuba libre, claro.






Documental del Instituto de la Memoria Histórica:

sábado, 10 de abril de 2010

Fragmento de "Trova" (Leopoldo Lugones)

Yo traigo versos de amor,
de aquellos que, con su bien,
recuerda uno, como quien
va deshojando una flor

Amada, dice el Amado,
hoy vi el sol en tus cabellos
y era más hermoso entre ellos
que allá en su trono dorado

Anoche al abandonar
tu ser al sueño clemente,
para besarte en la frente
salió la luna del mar

Es de ver, cuando a deshora
anticipa la mañana
cómo mira a tu ventana
el lucero de la aurora...

lunes, 5 de abril de 2010

Yo y mi conciencia

Hablar de conciencia es hablar de la dignidad del hombre, hablar de que no es un caso particular de algo general ni el ejemplo de un género, sino que cada individuo como tal es ya una totalidad, es ya “lo universal”.
La ley natural según la cual una piedra cae de arriba hacia abajo es, por así decirlo, exterior a la piedra misma, que no sabe nada de esa ley. Quienes la observamos consideramos su caída como ejemplo de una ley general. Tampoco el pájaro que hace un nido tiene la intención de realizar algo para la conservación de la especie, ni de tomar medidas para el bien de sus futuras crías. Un impulso interior, un instinto, le lleva a hacer algo cuyo sentido se le oculta. Esto se manifiesta en en el hecho de que también cuando están encerrados, cuando los pájaros no esperan tener crías, comienzan a hacer su nido.

Los hombres, por el contrario, pueden saber la razón de lo que hacen. Actúan expresamente y en libertad con respecto al sentido de su acción. Si tengo ganas de hacer algo cuyas consecuencias dañan a un tercero, entonces puedo plantearme esas consecuencias y preguntarme si es justo obrar así y si puedo responder de ese acto.

Podemos ser independientes de nuestros momentáneos y objetivos intereses y tener presente la jerarquía objetiva de valores relevantes para nuestros actos… En realidad, no es verdad en absoluto que lo que en el fondo y de verdad deseamos esté en una fundamental contradicción con lo que objetivamente es bueno y correcto. Lo que ocurre más bien es que, en la conciencia, lo universal, la jerarquía objetiva de los bienes y la exigencia de tenerlos en cuenta vale como nuestra propia voluntad.

La conciencia es una exigencia de nosotros a nosotros mismos. Al causar un daño, al herir u ofender a otro, me daño inmediatamente a mí mismo. Tengo, como se dice, una mala conciencia…. No hay conciencia sin disposición a formarla e informarla. Un médico que no está al tanto de los avances de la medicina actuará sin conciencia. Y lo mismo quien cierra los ojos y oídos a las observaciones de otros que le hacen fijarse aspectos de su proceder, que quizás él no ha notado. Sin tal disposición, sólo en casos límites se podrá hablar de conciencia. Pero también el segundo movimiento pertenece a la conciencia; por él vuelve de nuevo el individuo a sí mismo.

Si, como decía, el individuo es potencialmente lo universal, incluso un todo de sentido, entonces no puede abdicar en otros su responsabilidad, ni en las costumbres del tiempo, ni en el anonimato de un discurso de un intercambio de razones y de contra-razones. Naturalmente que puede sumarse a la opinión dominante, cosa que incluso es razonable en la mayoría de las ocasiones. Pero es totalmente falso reconocerle conciencia sólo a quien se aparta de la mayoría.

No obstante, es cierto que, al fin y al cabo, es el individuo quien goza de responsabilidad; puede obedecer a una autoridad, y aún ser esto lo correcto y lo razonable; pero es él a la postre quien de responder de su obediencia. Puede tomar parte en un diálogo y sopesar los pro y los contra, pero razones y contra-razones no tienen fin, mientras que la vida humana, por el contrario, es finita.

Es necesario actuar antes de que se produzca un acuerdo mundial sobre lo recto y lo falso. Es, pues, el individuo el que debe decidir cuándo acaba el interminable sopesar y finalizar el discurso, y cuando procede, con convicción y actuar.

(POR ROBERT SPAEMANN, FILÓSOFO)

sábado, 3 de abril de 2010

Deberías saber por qué

Para hablar de la contemporánea generación debemos usar guantes de amianto y pinzas de depilar. Cuidado y atención. Cejas arriba y a no pestañar. Atención para no herir susceptibilidades. El cuidado merece la responsabilidad de todos, mayores, jóvenes y mayorcitos. Y aquí voy: tratando de entender por qué ellos, los inconscientes colectivos pierden el respeto de los que justamente se atrevieron a cruzar el umbral de la decadencia. Para los más, dejaron de ser copados. Ver un Charly gordo y alejado de las drogas hasta puede sonarles cursi. Otros artistas utilizaron su picardía y fingen ser otros. Sabina, por ejemplo, fuera de los excesos, luce cigarrillos electrónicos para no perder a sus fans. Sus cuerpos les piden una tregua, sus seguidores: la guerra.

Hay muchos otros casos. Pity Alvarez ya sucumbió ante sus costumbres y hoy está en recuperación. Ellos, sus seguidores, sí se apiadaron de su salud, pero adentro, muy adentro de ellos, dijeron "Y, 'El Pity' es así, lo tomás o lo dejás". Otros artistas, como Calamaro salieron a vender con su imagen un cambio. En los últimos recitales, Andrés se mostró de traje y corbata, dando un claro mensaje a los suyos. El caso de Ataque 77 es muy particular: su líder, Ciro Pertusi, nunca consumió drogas y es seguido por un público que mezcla adictos.

La realidad marca que la inspiración de un artista no tiene relación con la decadencia. Y, sin duda, el caso más destacable es el del símbolo máximo del rock nacional argentino: Charly García. Con su último disco demostró su vigencia, magnificó su estocada artística fuera de los excesos, cargando en sus espaldas lo que muchos de los pibes de hoy llaman cursilerías. Y si así tiene que ser, que así sea, rey... deberían saber por qué.

viernes, 2 de abril de 2010

La gente que me gusta

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace…

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.

Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó. Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.


Por Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (Paso de los Toros, Uruguay, 14 de septiembre de 1920 – Montevideo, Uruguay, 17 de mayo de 2009), más conocido como Mario Benedetti, fue un escritor y poeta uruguayo integrante de la Generación del 45, a la que pertenecen también Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, entre otros. Su prolífica producción literaria incluyó más de 80 libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de 20 idioma.

domingo, 10 de enero de 2010

Argentina, Capital Mundial del Exitismo

Pablo tiene sólo 14 años y éste no fue un domingo cualquiera para él. Tucumán, como tantas otras provincias argentinas, estaba desolada, desértica; como el Far West o una escuela en vacaciones. Lo entiende. A pesar de su corta edad, no es la primera vez que lo vive: es hincha de Racing. El silencio parece dictar las reglas en las calles. Vive en una humilde casa, al noroeste de la ciudad; su familia pertenece a la diezmada clase media del país. A más de 10 mil kilómetros de su hogar, el tenis argentino vivía uno de sus momentos cumbres. Gastón Gaudio gana Roland Garros en una final bien criolla, donde junto a su compatriota y contrincante, Guillermo Coria, deslumbraron al mundo con todos los matices de espectáculo que los nuestros son capaces de ofrecer.
Tuve la oportunidad de acompañar a Pablito hasta un bar céntrico para seguir el partido. El, como la mayoría de los argentinos, es un apasionado del deporte; y más que nada del fútbol. Es de los que pueden ver, nerviosismo por medio, noventa minutos de un fútbol, en donde los anfitriones son equipos de países como Andorra, Kazajstán o Jamaica.
Coria sostiene su servicio y Pablito aún no ha mencionado nada del partido que "la Selección" de fútbol, en pocas horas, tiene que jugar contra Paraguay. Mi incertidumbre hizo que irrumpiera con su concentración y le pregunté si sabía cuál era la alineación. “No, no tengo idea”, me confesó sin sacar su mirada del televisor. “Hoy es día de tenis… je”, lanzó. “Además, 'la Selección' juega espantoso", agregó. Luego, ante mi atónito silencio, con la tranquilidad que Macaya Márquez remarca un offside del equipo que no es hincha, sentenció: “Bielsa (Marcelo) se debería ir, no se como Grondona (Julio) lo ‘banca’”. No me sorprendía la claridad con la que expresaba sus sentimientos futbolísticos, ni a sabiendas de sus apenas 14 años… es mi primo y lo conozco. En ese momento me di cuenta que Pablito representaba a la gran mayoría de los argentinos que utilizamos el éxito deportivo de otros como “salvavidas” de nuestros pesares.
Termina el partido, Coria llora por su derrota y el otro Guillermo, Vilas, entrega el trofeo más añorado a Gaudio. Los bares, repletos de espectadores empiezan a descomprimirse. La ciudad parece volver a su estado natural: ruidos de escapes, murmullos y comentarios de novatos especialistas del tenis comenzaron a terminar con el silencio.
Escuche frases intolerantes: “estos muchachos nos dieron la alegría que nos quitó Bielsa” o “ahora prefiero ver tenis antes que fútbol”, y entonces supe que no estaba tan errado al afirmar que los argentinos somos el significado de la palabra “exitismo”(afán desmedido del éxito, según la Real Academia Española). Despedí a Pablito, acordando una nueva cita deportiva a la hora del partido de la Selección.
Argentina y Paraguay ya están en la cancha. Solo somos cinco los espectadores de aquel bar, en donde por la mañana parecía no entrar ni un alfiler. El, mi primo, no es uno de los presentes. Decidí llamarlo por teléfono para ver qué pasaba, “Pablito no está, se fue a jugar paddle con unos amigos”, respondió mi tía. Estaba claro, los argentinos no sólo nos convertimos en especialistas de tenis, sino que también intentamos ser eruditos de la práctica de la materia. Jugar paddle representaba jugar tenis y mirar fútbol significaba ser parte de la derrota. Los Coria se olvidan, los Gaudio subsisten, pero no por mucho tiempo.
A dónde irán los titulares de los diarios cuando el campeón de Roland Garros, Gastón Gaudio, que alguna vez fue criticado por su falta de resultados exitosos, pierda en primera ronda. ¿Cuánta gente concurrirá a los bares para ver tenis? Seguramente cuando esto ocurra, como es nuestra costumbre, será otro deporte el que acapare nuestra atención y comenzaremos a buscar nuestro próximo Maradona. Intentaremos sumarnos a su éxito y no está mal. De hecho, esta sociedad tan castigada, tan falta de afecto, vive de expectativas de felicidad, necesita de resultados inmediatos, y apuesta en el deporte lo que no encuentra en otros ámbitos de la vida.
Martes, 08 de Junio de 2004
 
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