Brinco sin mirar que ya di tres. Vuelve alada la gracia serena. Caen los profetas sobre la misma piedra y a contar: verde, amarillo, rojo, naranja, azul y violeta. Todos juegan a reír, pero equivocan los manjares que sólo esta boca salpica. Todos juegan a reír, incluso yo. Menos Madame Frunchie, quien perdió su dado en una mano de dignidad. El mate sabe a libertad, el cigarrillo a columpio. Mi barba dibuja burbujas tibias en la madrugada. Mientras todos juegan a reír, yo parto la baraja y sale el Rey. Bienvenido.
¿Para cuándo, ché?
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Hay cosas que los seres humanos nunca llegamos a aprender. Por ejemplo, no
nos cansamos de preguntar cosas que a la gente no la hace del todo feliz.
Son la...
Hace 11 años
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