domingo, 16 de mayo de 2010

Crisis


Soñé que la tempestad arroyaba todo. El mar gemía y los maderos se quebraban. Ojos de humo se enardecían de rigurosa presión. Algunos explotaban sin razón, otros por descuido. Y a pesar de que aquel hombre me protegió con su sapiencia, uno llegó a dañar mi pómulo izquierdo. Una anciana haraposa me creyó muerto; su perro también. Me levanté para contemplar que había cesado la barbarie, pero yo... yo ya no era yo.

1 bigotazo/s:

Unknown dijo...

Interesante

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