lunes, 20 de octubre de 2008

Mis respetos, señor gigante de ojos azules


Más allá de la frase contundente, su mirada lo dijo todo. Estaba abatido, desilusionado. Nunca lo había visto en esa forma. “Me siento un gigante de ojos azules”, me arrojó con el poco aliento que le quedaba. No estuve a la altura de la circunstancia. Sólo atiné a devolverle la atención con rostro cómplice. Aquella vez no me salía ni una palabra, pero afortunadamente hoy puedo escribirlo y contarles esta sensación que me acompaña. Habíamos acostumbrado a juntarnos de madrugada, en la terraza de mi casa. Era un lugar bastante incómodo y gris, pero nosotros nos sentíamos muy bien allí. Jugábamos a ser artistas, escuchando música e interpretándola para donde la noche nos dirigía. Hablábamos de mujeres, recordábamos momentos felices de la niñez y procurábamos engañar al invierno con unos mates cebados que a él no le gustaban tanto. Esas eran nuestras populares “Terrazas”, todo un orgullo. Aquella vez nos juntamos temprano. Si bien esos encuentros siempre eran especiales, éste lo era aún más. Incluso la noche se prestó para la ocasión y se vistió de luna llena, cálida y estrellada. Nuestros amigos los grillos tampoco se quisieron perder la faena: cantaron y cantaron felices, como nunca. Sobraba magia en el ambiente. Comenzó a hablarme de ella, una mujer pequeña. Me contó el gesto que tuvo al viajar a verla y declararle amor frente a su familia. Siguió su relato con la pobre respuesta que obtuvo de ella y pudo quebrarse en llantos, aunque su honor no lo permitió. Yo lo seguía atento, pero, como dije en un principio, no me salía ni una palabra de consuelo. De repente, soltó la frase que hoy me lleva a escribir este post: “Amigo, me siento un gigante de ojos azules”, me dijo, antes de hacerme escuchar la canción de Baglietto, musa de su inspiración. La madrugada pasó, junto con muchas semanas… y meses. Sólo hoy puedo decir que fue aquella la última Terraza que hicimos, pero, como esas cosas inexplicables que tienen las despedidas, la frase de la canción sigue dando vueltas en mi cabeza. Ayer escuché de nuevo la canción y sentí una angustia indescriptible. Comprendí que mi amigo, el gigante de ojos azules, nació en una época equivocada. En días donde se tiene sexo y no se hace el amor, donde triunfa lo superficial en lugar de lo profundo, el auto importado en lugar de los paseos con abrazos, el mensaje de texto en vez de un susurro al oído… en tiempos egoístas y mezquinos -dice Fito-, en tiempos donde siempre estamos solos… habrá que declararse incompetentes en todas las materias de mercado… habrá que declararse un inocente y habrá que ser abyecto y desalmado. ¿Será que ya no hay lugar para los románticos? ¿Será que sólo habitan mujeres pequeñas? ¿Será que los amores de tanta grandeza no caben en casas de muñecas? ¿Será que da vergüenza decirlo? Yo me animo: mis respetos, señor gigante de ojos azules.

martes, 14 de octubre de 2008

Mi peor pesadilla


No sabía qué hacer. Corría para todos lados. Gritaba y me agarraba la cabeza ¡No puede ser! ¡Qué maldición la mía! ¿No entienden? Bueno, les explico: Yo estaba tranquilo en mi casa, buscando algo para hacer, mientras intentaba olvidar los números rojos que tengo atravesado en la garganta. Probé, entonces, con algo rutinario: Pc, Winamp, Sabina y Messenger, mate y cigarrillos. Los pibes de El Tablón conectados, pero ella también, el demonio, el mismísimo satanás que luego me llevaría al pecado. Marujita inició sesión con un nick que prometía: “Libertad, frenesí… eso es el amor para mí”. Dos “hola cómo estas”, el infaltable “qué onda”, tres zumbidos, un par de “qué hiciste anoche”, una pausa y ahí llegó el principio de mi peor pesadilla: “Por favor -escribió Marujita- firmame mi fotito en metroflog”. Histeriqueada va, histeriqueada viene, que no, que sí, que cómo es, que nunca le escribí a una foto… en fin, me convenció.
Entré a la dirección que me indicó y allí estaba, en ese raro mundillo de los flogger. Realmente era peor de lo que me esperaba. Encontré frases como “linda pic, te dejo mi firma” y, aún cuando no sé qué carajo será pic (me imagino que se refiere a la foto, por picture), me sorprendió más una que estaba enojada porque no había sido ella la primera en firmar: “Ohhhhhhh Pol!!!!! Me quitaste el primer puesto!!!!!!!!....”. Casi me olvido: todos agradecían por “pasarse”… “gracias x pasarte”, es la moda entre los flogger.
¡Qué loco! ¡¿Qué hago yo acá?! Me maldije varias veces antes de apretar Enter y firmar el metroflog de Marujita. Después, el arrepentiemiento. No sabía qué hacer. Corría para todos lados. Gritaba y me agarraba la cabeza. Hoy, dos noches después, pienso en ir a una psicóloga a tratarme, pues soñé que me convertía en un flogger (con peinado de dibujito japonés y todo). Ah, eso sí, a esta me la cobro… PREPARATE, MARUJITA!!!

domingo, 20 de abril de 2008

De Estancieros y de chats

Hoy quiero permitirme hacer una analogía. Tengo 27 años y considero que soy uno de los tantos que viví la rara experiencia de transitar una adolescencia, para luego convivir una juventud mirando crecer otra generación de adolescentes totalmente distinta a la mía. Y en esto tuvo mucho que ver la revolución informática. Pero, ¡basta de conceptos aislados! Mejor, vamos a los ejemplos. Muchos dicen que los adolescentes de hoy han perdido en comunicación. Yo no considero esta postura. Sí, entiendo, que ha cambiado la forma de interactuar el uno con el otro. Hoy se usa el chat, el blog, los foros, los mensajes de texto, etc. Antes, en mi época de “niño con granos” (como dice Joaquín Sabina), nos juntábamos con mis amigos, después del colegio, a tomarnos una gaseosa y charlar, y charlar, y charlar, hasta que se hacía de noche, hasta que nuestras madres se preocupaban y nos hacían entrar a casa. Por otro lado, en la actualidad está muy de moda el PlayStation 2 (o 3, quién sabe), en especial, sus juegos de fútbol. Nosotros, recuerdo con mucha nostalgia, jugábamos a la pelota en la calle, a la hora de la siesta, cuando no había tanto tránsito como hoy (cuando se acercaba un vehículo, el juego se detenía unos segundos), con los árboles como arcos, con pelotas de cuero descascaradas, con zapatillas viejas… con cualquier recurso… la pasábamos bárbaro. Y sin darnos cuenta, hacíamos un poco de deporte también. Además, los adolescentes de hoy se divierten mucho con los juegos de estrategia. En cambio, para los de nuestra generación era toda una aventura andar por los techos de la manzana, caminar por cornisas, por los remaches de las chapas. Sabíamos perfectamente cuál techo podíamos atravesar y cuál no. Conocíamos nuestros peligros. Estábamos al tanto de los vecinos que se molestaban. En fin, al igual que hoy se saben todos los trucos de su juego de estrategia, nosotros entendíamos a la perfección los nuestros. Los juegos de roles en la Pc, otro auge del momento, comparable con el entrañable Estanciero de nuestra época. Nosotros -recuerdo- terminábamos nuestra tarea y nos juntábamos en la casa de alguno de los chicos de la barra para concentrarnos en una partida de este atrapante juego de mesa. Así como en el de roles se guardan las partidas, nosotros dejábamos intactos los juegos de un día para el otro. Así como en el de roles se elige un personaje, nosotros teníamos nuestro animalito predeterminado (El mío era el perrito). Y así, y así, podríamos hacer de esta columna un libro entero de analogías entre aquella época de adolescentes y la actual. Con todo esto, y para ir finalizando, no quiero decir que antes, jugando al fútbol en la calle, al Estanciero, juntándonos a tomar una gaseosa o andando por los techos de las casas, nos divertíamos más o menos que ahora. Simplemente, quiero llegar a la conclusión del tremendo cambio generacional que se ha producido merced a la revolución informática. Seguramente, habrá que hacer un análisis más profundo e investigar mucho para saber si las consecuencias son positivas o negativas. Lo único en concreto que tengo para repetir es que hoy tengo 27 años, he vivido otra generación de adolescencia con menos tecnología y no me arrepiento… fui Feliz.
  • NOTA: El juego "Estanciero" viene a ser algo así como el Monopoly argentino.

sábado, 12 de abril de 2008

Concierto en Joaquín Calamaro y Andrés Sabina


Sobran ganas de escribir sobre canciones y la ocasión pide la palabra de sabineros y calamareros. Vamos a llamar la atención de los primeros. Hoy volví a escuchar Dieguitos y Mafaldas y me cago de risa en los que digan que es un tema comercial. Ese flaco hijo de su puta madre no pudo nunca escribir una canción tan perfectamente lograda, artística y emocional... "sublime sin interrupción", diría mi tío citando a Paco Umbral. Pero no es esa la canción a la que me quiero referir. No, es otra muy distinta: "Por el boulevard de los sueños rotos". Quiero decirles, muy sinceramente, que cuando escucho esta canción viajo a México en la primera estrofa. Me siento en el mejor bar de la noche más cálida del otoño pasado con un tequila servido en mi mesa y disfruto. Veo pasar artistas de la talla de José Alfredo Jiménez, Observo pintar a FRIDA y escucho la aguardentosa voz de ella, de la dama de poncho rojo y piel de trigre: la Gran Chavela, promiscua tentadora de los placeres y vencedora de la muerte. Suena Macorina y la Paloma negra de los excesos hace que los terremotos mexicanos pasen de largo en ese bendito -por todos los cielos- boulevard de los sueños rotos. Mientras tanto, me tomo otro tequila y FRIDA no besa tan bien a Diego Rivera como sí a la Vargas. Pero la duda sigue, dando vueltas como mi cabeza por dentro. El interrogante se hace tan grande como la resaca de mañana. ¿Existe el Edén? ¿Existe Dios? ¿Existe el Boulevard de los sueños rotos? No lo sé. Y lo mejor de todo es que no quiero saberlo tampoco. Quiero seguir tomando tequilas, escuchando Macorina y viendo a Chavela besarse con Frida, a Diego, a José Alfredo, seguir con los tequilas y volar. Delirar. No quiero saber si existe o existió ese boulevard. No, yo no quiero...
Calamareros Me pasa algo muy extraño con Andrés últimamente. Olvidado ya el post en donde lo critiqué, quiero hacer mención a algo que seguramente traerá algo de polémica. Pero no voy a callar. No quiero que lo tomen a mal, pero hago esta pregunta, no sin antes una breve introducción: un jugador de fútbol puede tener suerte, un apostador puede tener suerte, un empresario puede tener suerte, un cura puede tener suerte, un militar puede tener suerte, un ladrón puede tener suerte, una madre puede tener suerte, un ser humano puede tener suerte... y un artista ¿puede tener suerte? Pues bien, creo que Andrés Calamaro puede gozar de algo de suerte. Creo que Andrés compone canciones muy profundas y no las sabe dedicar. Voy a citar un ejemplo: La Libertad. El loco se la dedica a los reclusos e inclusive cita, dentro de la canción a los presos. Estoy seguro de que no sólo contempla a los que perdieron la libertad por estar en cana, pero mi tan respetado Andrés se olvida de personas que perdieron la Libertad de otra forma, como por ejemplo mi caso... voy a decirlo brevemente: hace un año perdí totalmente la razón y estoy en tratamiento desde entonces. Perdí la libertad y no por estar preso. Y, sin embargo, me siento totalmente identificado con esa canción. ¿Suerte del autor? ¿Capacidad del autor? O la libertad es única y el monstruo de Andrés sabe llegar tan lejos que abarca todo. Bueno, ya que estamos de crítica con Andrelo voy a aprovechar y sacarme las ganas de decir otras dos cositas. En el tema "El Cantante" él mismo se dice que está cantando sus mejores pregones, su mejor tema, un mejor tema que los otros anteriores... primero que es mentira y segundo NO PODES!!! un artista de verdad no hace eso, eso dejáselo a la gente, que la gente que te paga la entrada, que compra tus discos te repruebe o no tus temas, que la gente te admire o no tus temas. Además, en otra canción, das a entender que sos muy sensible a la belleza de las mujeres... eso dejámelo a mí, Andrés, pero ¿a un intelectual como vos?... jajaja No, todo bien, Andrelo, te admiro. Sos un grande. Saludos a todos.
La Libertad (Andrés Calamaro)

miércoles, 2 de abril de 2008

Esa "loca" historia del primer muerto en Malvinas


Antes que nada, espero que nadie se ofenda con el título del post. No tiene nada que ver con lo que piensen, justamente, los malpensados. Es que, simplemente, ayer, por conmemorarse un nuevo aniversario del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas vi un programa de televisión referido al tema. De todos los personajes que pasaron me gustó mucho la historia -no la conocía- del "loco" (loco lindo, a no confundir) que se convirtió en la primera baja que dejó la absurda guerra inciada el 2 de abril de 1982.

La historia, si buscan en Internet, encontrarán que tiene algunas controversias. Por ejemplo, en un sitio -no mu respetable, por cierto- publican que el primer muerto en las islas fue Mario Almonacid Vargas, un soldado conscripto de la Infanteria de Marina Argentina, de 20 años de edad, quien era hijo de Humberto Almonacid y María Vargas, ambos chilenos. Y agrega que fue el 3 de abril, durante el asalto a Grytviken en las Georgias. Sin embargo, la historia más fehaciente, que coincide con la que yo vi en TV asegura que el primer caído en Malvinas fue capitán de Fragata Post-mortem, Pedro Edgardo Giachino (foto), argentino e hijo de argentinos (si vale de algo la aclaración).

Pues, de ahora en más, me voy a referir sólo a la segunda versión, la reconocida oficialmente y de la que la mayoría de los argentinos creemos: la de Giachino. Resulta que en este programa aprovecharon, para contar la historia de su muerte, el testimonio de su madre Delicia Rearte de Giachino. Este buzo táctico, que desembarcó el 1 de abril en Malvinas, tenía como misión lograr la rendición del entonces gobernador de las islas, Rex Hunt antes de que desembarcara el grueso de las tropas argentinas y evitar de esa forma un combate armado en el centro urbano.

Al mando de esa patrulla de comandos anfibios, iba Giachino, un joven infante de marina que el 28 de mayo de ese año hubiese cumplido 35 años. Este avanzó con sus hombres hasta la casa de Hunt, y se lanzó solo a derribar la puerta. Lo esperaba detrás una ráfaga de ametralladora. Alcanzó a gritarle a sus hombres que se cubrieran, con lo que salvó sus vidas, pero quedó herido de gravedad por los disparos.

Gracias a Dios, pudo y supo cumplir con su deber", recuerda, hoy (con más dolor -según ella-), su madre. "Tuvo que elegir entre él y sus hombres. Y eligió ser él quien muriera", agregó en el testimonio televisivo. "Las autoridades militares de entonces no supieron valorar la derrota: la tomaron como algo vergonzante. Y los sucesivos gobiernos, desde los paraguas hasta los ositos, se han preocupado más por ir a besar la mano de su graciosa majestad que por reivindicar Malvinas", disparó Delicia también.

Además, luego, contó, con detalle, cómo fue su muerte. Es decir, relató con una exactitud suiza cada detalle de esa "loca" pero muy heroica historia de su muerte. No recuerdo bien, pero dijo algo así: Giachino, después de herido, tomó una granada y amenazó con lanzarla hacia donde estaba el enemigo si no se rendía el Gobernador y toda su guardia. El quería ser la única baja y no permitía que nadie se le acerque a ayudarle, mientras se desangraba. Los allegados al máximo mandatario inglés de las islas le fueron a comentar la situación a su jefe. "Allá, afuera, hay un loco con una granada que amenaza con soltar si no nos rendimos", le dijo uno de ellos. Mientras, los demás soldados argentinos, estaban preparados a aniquilar a los pocos ingleses, pero la orden de Giachino era que no hubiera más bajas, que su inevitable muerte.

En fin, la situación lo desbordó al gobernador Rex Hunt, quien se terminó rindiendo muy pronto. Giachino cumplió con su palabra y amarró de nuevo la granada, no la hizo detonar y se convirtió en la única baja de la toma de las islas. Un héroe de la puta madre que no sé si llegó a ver flamear la bandera argentina en las islas, pero que sí murió con el alma inflada de orgullo y con la conciencia tranquila de haber cumplido su objetivo: no hubo bajas en la toma de las islas y las Malvinas volvían a ser argentinas.

sábado, 29 de marzo de 2008

"CaraMalo" no sabe ser ídolo

Relamente no sé por dónde empezar. La noticia me la dio un amigo: Andrés Calamaro posó con la camiseta de San Martín de Tucumán para el diario más importante del NOA argentino. Me extrañó. En realidad, no lo creía. Pero de verdad no lo creía. No entendía cómo un ídolo, un profesional como él, podía cometer un error de un novato.

Entonces, sin dudarlo, tal como me había indicado mi amigo, me fui a buscar la edición del viernes 28 de marzo del diario La Gaceta. Recorrí la sección de Espectáculos... y nada. No me di por vencido. Relacioné en el buscador las palabras "San Martín" y "Calamaro" y allí salió: "Calamaro se puso la camiseta", decía, para mi ya concreta pena, el primer título encontrado.

Lo abrí y me encontré con el siguiente texto y una foto de "CaraMalo" con camiseta roja y blanca a la par de un figureti (Por supuesto que a la foto no la voy a postear. Si quieren búsquenla ustedes): "Un grupo de simpatizantes de San Martín visitó a Andrés Calamaro en el club Central Córdoba, donde el cantante brindó un show, para obsequiarle una camiseta. 'El Salmón' se puso la casaca del 'santo' y posó junto a sus fans", rezaba el texto de lo que el matutino llamó "La foto del día".

En fin, Honestidad Brutal: es muy probable que si se hubiera puesto la camiseta de Atlético no hubiera hecho esta crítica. Pero me parece que desde hoy, mi ídolo, perdió un poquito de mi respeto. Principalmente, por su falta de profesionalidad, porque hirió susceptibilidades, pero, PRINCIPALMENTE: por ignorar que Tucumán es una provincia tan futbolera y que su parcialidad está tan dividida en dos equipos que un ídolo de su magnitud no se puede permitir vestir la camiseta de ninguno de los dos, ni de Atlético ni de San Martín. Saludos a todos.

  • Ya en 2010, esto sólo puede provocarme risa. La nota del GRAN ARTISTA está aquí y sólo sueño con verlo alguna vez con la casaca del decano puesta alguna vez. Salud!!!

jueves, 20 de marzo de 2008

En Tucumán, Sin Gamulán


Con una energía y un look juvenil, a los 46 años, Andrés Calamaro hizo delirar a unas 15 mil personas en Central Córdoba, luego de estar más de diez años sin tocar en nuestra provincia. Un show de alto vuelo que duró más de dos horas y sólo necesitó de un control de seguridad de 65 policías para que no se generara ningún disturbio.
 Quizá no tenga la misma energía que esa última vez en la que pisó suelo tucumano: en diciembre de 1997, cuando interpretó “Alta Suciedad” en Caja Popular. Pero Andrés Calamaro no aparenta un tipo de 46 años. Recorre el escenario como un pibe más. Salta, grita, canta con ganas, viste con onda, se para, se sienta, toca el órgano, se vuelve a parar… no se quedó un segundo quieto en las más de dos horas que duró el recital del miércoles por la noche, ocasión que aprovechó para presentar su último disco: “La Lengua Popular”.
Vestido con una remera ajustada negra, de mangas bastante cortas; con una gorra a cuadritos en escala de grises; con jean azul fuerte y anteojos negros, Andrés salió al escenario pasadas las 22.30 (casi 23.00) y terminó su show alrededor de la 1.00 del siguiente día, bajo la admiración de unas 15 mil personas que colmaron el club Central Córdoba. Entre toda esa gente, de 26 años de promedio de edad, se observaron hombres mayores, de más de 50, que alegremente penetraron entre la multitud a vivar las canciones de su ídolo.
Para disfrutar del show, que el astro abrió con su tema “El Salmón”, los fanáticos tuvieron que superar un operativo de seguridad de consideración menor: sólo bastaron 65 policías para controlar que no se generara ningún disturbio antes, durante ni después del recital. Sin embargo, se destacó la falta de sentido común de los controles, que secuestraron encendedores de los asistentes, por lo que los fumadores no pudieron disfrutar de un cigarrillo al aire libre acompañando de un digno espectáculo (¿Con qué fin los retuvieron? ¿A dónde van a parar todos esos encendedores secuestrados?).

Su showMuchos le critican a Andrés Calamaro que haya abandonado su país para radicarse en España. Sin calificación alguna, eso no está en discusión en esta crónica. Sin embargo, hay dos cosas positivas para destacar: una es el profesionalismo que adquirió en Europa: el montaje del show, la calidad del sonido y todo lo demás; y la otras es que no se olvidó de una costumbre bien latina: la famosa “¡Otra, otra…!”; es decir, despedirse de su público y volver a seguir cantando (tocó cinco temas más en su segunda vuelta) cuando la gente lo aclama. La pálida está clara también: el precio de las entradas: 50 pesos parece algo excesivo.
El escenario tenía la forma del frente de una casa canadiense, de una casa de techo a dos aguas, con dos puertas gigantes abiertas de par en par, repletas de parlantes y cada una con su pantalla gigante. En el centro del escenario -en la pared del frente de la casa- había intercalada tres pantallas de video rectangulares. Reflectores por todos lados y humo de todos los colores, que salían sin pedir permiso desde el suelo y se evaporaba en el oscuro cielo de la noche.
Tocó temas de Los Abuelos de la Nada, Los Rodríguez, Alta Suciedad, Honestidad Brutal, El Salmón y muchos más de su repertorio. Uno de los que más locura desató entre la gente fue “Te quiero igual” (de Honestidad Brutal), pero, a decir verdad, todas las interpretaciones fueron seguidas con las misma gran intensidad. También cantó un par de tangos y hasta unas parejas se animaron a bailar “Mano a mano” en la cancha de básquet, el único sitio más o menos despejado del predio.

Tucumán, criolla y combativa
A mitad del recital, presentó a su equipo de músicos: en Guitarra, Julián Muñoz Kanevsky y el valenciano Diego García Gallardo; en Batería, José “El Niño” Bruno; y en Teclado, el mendocino Carlos “Tito” Dávila. Mientras que contrató al Coro de la Bersuit, que está integrado por “DaniSuárez y el “Cóndor” Sbarbatti. Más allá de estas venias, la real ovación estalló cuando Calamaro anunció que entre sus intérpretes estaba, en el Bajo, Candy “Caramelo” Avello, quien se ganó aplausos, gritos, silbidos y los cánticos populares de la ocasión.
Luego de eso, entre tema y tema, Calamaro sobrellevó un breve pero filoso diálogo con su público. “¿Se copan?”, preguntó con tono cómplice en un momento. “¡Hay relleno para la empanada tucumana!”, ironizó en otro instante. Después, dio otro mensaje: “Estamos muy honrados de venir acá, para cantar para Tucumán, para el norte argentino”. Con este mensaje lo dejaba claro: Andrés sabía que sus seguidores no sólo eran de esta provincia, sino que había mucha gente que había llegado desde Santiago del Estero, Salta, Catamarca y hasta Jujuy. Y por último, enajenó a los locales: “Tucumán, criolla y combativa”, recitó Andrés, y sus fanáticos, eufóricos y orgullosos, respondieron con un clásico: “¡Tucumán, Tucumán, Tucumán...!”.
Además, durante el show, improvisó letras de alguna de sus canciones, amoldando, por ejemplo, el tema “Me arde”, en el que cambió la frase: “Estaba hablando con la hermana de una chica colombiana…” por “… una chica tucumana…”.
Antes de su presentación en Tucumán, el famoso compositor, quien nació el 22 de Agosto de 1961 en el barrio de Once (Capital Federal), llevó su arte por Montevideo (Uruguay), Mendoza y Neuquén. Y próximamente cantará en el Camping Municipal de Rosario, en la provincia de Santa Fe, y el domingo 23 hará lo propio en el Casino Club Posadas, en Misiones.
Rima, pero Andrés Calamaro, en Tucumán, no tocó “Sin Gamulán”. Será porque era verano y el clima era ideal. Será por eso. Será porque él, un 19 de marzo de 2008, volvió a pisar nuestro suelo después de más de 10 años. Será porque la noche fue perfecta. Será porque cerró su show con el tema perfecto: “Paloma”… en fin, “palabras más, palabras menos”, qué más se le puede pedir. Si lo vio, sabe lo que digo. Si no lo vio, póngase de pie y aplauda a quien, para mí, es uno de los artistas de rock más grandes que dio este país en su historia.



LO QUE QUEDÓ (APOSTILLAS)
• Andrés decidió interpretar el tema “Canalla”, que no hubiera sido una presentación tan magnífica si no fuera por lo que se pudo apreciar en las pantallas gigantes mientras sonaba la canción. El genial y desaparecido humorista, Alberto Olmedo, reconocido hincha fanático de Rosario Central (los Canallas), fue presentado, mediante imágenes, en sus mejores sketchs, como en “No Toca Botón” o “Alvarez y Borges”. Aquí no hubo tantos aplausos, pero sí caras de respeto, sorpresa y admiración.

• Parece mentira, pero el 2008 todavía nos encuentra a nosotros, los varones, un poco machistas. Es que cuando Calamaro entonó la canción “El Día de la Mujer Mundial”, los hombres decidieron silbar bajito y restarle importancia a la interpretación. Las mujeres, en cambio, se enloquecieron cantándola al pie de la letra, de punta a punta.

• No podían faltar. En el predio de Central Córdoba, estuvieron a disposición de los espectadores los dos puestos expendedores de bebidas más comunes de todos los recitales: uno ubicado atrás el primer aro de básquet y el otro, también sobre la calle Bolivar, pero en el comienzo del campo de juego. Para comer, la cuestión era más “paqueta”: se vendían filete de carne cortado. Claro que, a la salida, todo volvió a la normalidad con los clásicos puestos de choripanes.

• El merchandising tampoco estuvo ausente en la fiesta y hubo un puesto, ubicado por los organizadores, en el centro de la cancha de básquet del predio de Central Córdoba. Las remeras alusivas al reconocido cantautor costaban 30 pesos, mientras que se comercializó el último Cd: Lengua Popular (también valía 30 pesos) y pines, cuyo precio era de 2 pesos cada uno.

• Delirio. En el comienzo del recital, en las tres pantallas rectangulares principales, se mostró un video de la Lengua Popular. Los espectadores deliraron al ver cómo un rostro masculino terminaba de armar con su lengua un “porrito” de marihuana y, luego, se besaba fogosamente con una lengua femenina. Hubo aplausos y ovación.

• En un momento del show, entre tema y tema, el cantautor argentino llamó al recuerdo la fecha del próximo 26 de marzo, cuando se cumplirán 20 años de la muerte de Miguel “Abuelo” Peralta, uno de los fundadores de “Los Abuelos de la Nada”, y quien convenció al propio Calamaro de integrar esa banda a principio de los ‘80.

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Tucumaximumpower
(20 de marzo)
si algo podia faltar, no faltaba cuando subio bbc a cantar me arde
y le pùso un par de huevos de rock, muy al frente
tucuman sin duda
es-fue un instante que guardamos
forever
en nuestro corazon
(*)Escrito (textual) por Andrés Calamaro, en su portal web oficial (www.calamaro.com), unos minutos después de terminar el recital en Central Córdoba.
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FOTO: La Gaceta de Tucumán.



Escuchá "Paloma" (Honestidad Brutal - CD 1), tema con el que Andrés despidió su show en Tucumán:

jueves, 14 de febrero de 2008

Lo que el viento devolvió

Hola a todos. Antes que nada, quiero pedirles disculpas por haberme tomado unas vacaciones sin redactar una sola línea desde hace un buen tiempo. Esto se debe, por qué ocultarlo, a mi frágil estado de ánimo que me pone en jaque cuando menos me lo espero. En fin, como ya me daba verguenza por no publicar nada y como sigo sin ganas de crear, voy a dejarles un cuento corto que escribí hace un par de años para un concurso que nunca me presenté. Es un relato fantástico y puede entretenerles. Ojalá que les guste. Un abrazo a todos.

Lo que el viento devolvió.doc

martes, 22 de enero de 2008

"Si yo fuera Maradona"


En estas dos últimas décadas, el Diego tuvo el honor de que los mejores artistas del momento le dedicaran una canción. Desde Sabina hasta Rodrigo, pasando por Andrés Calamaro, Los Piojos, Kapanga, La Bersuit, Los Ratones, Charly y hasta Antonio Ríos y Damas Gratis. Sin embargo, hay una en especial que me ha llamado la atención. No la conocía y la escuché por primera vez hace unos días. La canta Manu Chao -bien del palo- y está abordada desde la singular e hipotética situación de vivir un día en los zapatos del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.
La obra fue grabada para un documental de Emir Kusturica, en el que se muestran curiosidades tales como un italiano tatuado íntegramente con la figura del crack, ceremonias de devoción en Nápoles, un arroyo que lleva su nombre en Bariloche y hasta la Iglesia Maradoniana en Rosario.
La canción de esta pelicula se llama “Si yo fuera Maradona” y, antes que nada, quisiera que la escuchen detenidamente... también va para aquellos que ya la escucharon y no le prestaron tanta atención:



Jose-Manuel Thomas Arthur Chao, más conocido como Manu Chao, nació en Francia, donde sus padres, españoles, se exiliaron durante la dictadura de Franco. En “Si yo fuera Maradona”, este introvertido cantante franco-hispano, admirador público de la política chavista en Venezuela, encarna el difícil reto que significa ser la persona más famosa del mundo. Con el más amplio sentido humanístico, resume los altibajos del “10” diciendo que “la vida es una tómbola, de noche y de día”. Es decir, que con la misma facilidad que la fortuna te lleva a la cima, con la misma facilidad, te derriba hasta hacerte besar chatarras en un mundo decadente.
“Maradona es el único que abre su boca para criticar a todo ese sistema de mierda que controla al fútbol. Se diferencia por decir lo que piensa, que el fútbol está lleno de ladrones. Y si bien los otros dicen que Diego es un pobre drogadicto, eso no le impide decir la verdad. Es maravilloso lo que hace”, publicó el cantante, quien en el estribillo de la canción resalta que si él fuera Maradona, “viviría como él”. Y hay que dejar la hipocresía de lado y preguntarse si nosotros hubieramos estado ajenos a sus errores, siendo el hombre más popular del mundo... y con más tentaciones también.
Alguna vez declaró que las críticas sociales de Diego eran “tan bellas como sus goles” y cuando le preguntaron si “Pelusa” podría compararse con Pelé, fue más contundente que cualquier argentino: “Si bien se discutirá durante miles de años quien fue mejor, fuera del fútbol, Pelé hace sus pequeños negocios y Diego es un anarquista”.
Además, el ex líder del grupo Mano Negra, ya había compuesto un tema en honor al Diego en 1994. Se llamó “Santa Maradona”. Pero aún así, pienso que “Si yo fuera Maradona” me quedaría con la segunda canción, porque, como dice Chao, “la vida es una tómbola”... ¡¿ Alguien lo discute?!

viernes, 18 de enero de 2008

¿Y vos? ¿quién sos?

Así como nadie es profeta en su tierra, con el mismo sentido de injusticia, los tucumanos ignoramos las brillantes carreras de muchos de nuestros artistas y profesionales. Así, por ejemplo, nunca se distinguió debidamente al escritor Tomás Eloy Martínez, quien recibió una innumerable cantidad de premios en el exterior: a la creación literaria de la Casa de América Latina en Portugal y el Alfaguara de Madrid, entre otros; tampoco se reconoció, como ameritan, los trabajos de uno de los mejores arquitectos del mundo: César Pelli, quien diseñó el Financial Center de Nueva York, el aeropuerto de Washington y las torres Petronas de Kuala Lumpur; mucho menos se recuerda la grandeza del Paz Martínez, cantante y compositor para artistas encumbrados, como Luis Miguel, Mijares, Ana Gabriel, Pandora y la mismísima Madonna (interpreta su tema “Verás”, en ingles: “You’ll See”); y ni siquiera he visto un monumento a la ilustre Mercedes Sosa, quien cosechó centenares de distinciones, en ellas, el Gran Premio CAMU-UNESCO, el Premio de la UNIFEM -organismo de las Naciones Unidas que la distinguió poco antes de su actuación en el Lincoln Center de New York-, Konex de Platino a la Mejor Cantante Femenina de Folklore y Konex de Brillante a la Mejor Artista Popular de la Década, sin mencionar que la “Negra” llenó estadios en toda Europa, Estados Unidos, América Latina y Japón; mientras que en Buenos Aires hasta el bronco de “Mostaza” Merlo ya quedó inmortalizado.
Tampoco vamos a olvidar -al menos los nomraremos- a artistas como Atahualpa Yupanqui (nacido en Pergamino, Buenos Aires, pero tucumano por adopción), Lola Mora, Miguel Angel Estrella, Héctor Zaraspe, Víctor García y el filósofo Víctor Massuh.
De verdad, gente, que da pena buscar en internet los reconocimientos que recibieron estos tremendos próceres tucumanos. Con exageración, se llevaron una distinción del diario La Gaceta o una mención especial de la Legislatura... nada más. Da pena.

martes, 8 de enero de 2008

¿A quién le dices “Ojalá”?


Ojalá estas palabras no queden huérfanas, como nacieron. Ojalá nunca sepa la verdad de tus estrofas. Ojalá se renueve la incertidumbre al escucharte. Ojalá no te crea cuando te escuche. Ojalá sea un desamor. Ojalá que no. Ojalá que caigan las pesadas cadenas de tus acordes sobre los villanos. Ojalá mañana fuera el 69. Ojalá muera con tu melodía. Ojalá sigas siendo misteriosa. Ojalá sigas siendo Ojalá.

Reconozco que siempre quise encontrarle un tinte político y hallar a Ojalá como una ofensiva para un dictador. Sin embargo, el bueno de Silvio Rodríguez se encargó de aclarar, en más de una oportunidad, que fue inspirada por un amor perdido que lamentó en su juventud. Aunque, también circula por la web una entrevista en donde el cubano asegura que la canción denuncia una traición que perfectamente puede cuadrarle al dictador Augusto Pinochet. Claro que la letra fue terminada por el trovador en 1969, es decir, cuatro años antes del golpe de estado que acomodó al represor en el poder de Chile. Mientras tanto, hay quienes afirman que se trata de una protesta sobre el régimen de Fidel Castro y hasta algunos sospechan que corresponde un reniego hacia el imperialismo norteamericano.
En fin, aquí les presento dos interpretaciones de boca de Silvio:

Por un desamor
Cuenta Silvio en su portal oficial: «Ojalá yo la compuse a una mujer que fue, podríamos decir, mi primer amor. Fue un amor que tuve cuando estuve en el ejército, haciendo mi servicio militar. La conocí cuando tenía 18 años, fue mi primer amor importante en el sentido de que fue el primer amor que me enseñó cosas. Era una muchacha mucho más evolucionada que yo, mucho más inteligente, más culta. Me enseñó, por ejemplo, a César Vallejo. Después nos tuvimos que separar, estaba estudiando medicina y en fin, no le cuadró. No sé por qué estudió medicina, cosa loca de ella, en realidad siempre fue de letras. Después estudió letras, se fue a su pueblo Camagüey, a estudiar eso y yo me quedé solo aquí en la La Habana, totalmente desolado.
Pasaron los años y el recuerdo de aquel amor tan bonito, tan productivo, tan útil (ojo, no confundir con utilitario), enriquecedor, de aporte a uno... pues, estaba obsesionado yo con esa idea. Y porque fue un amor frustrado, tronchado por las circunstancias, por la vida, no fue una cosa que se agotara, pues se me quedó un poco como un fantasma y por eso compuse esta canción en un momento quizás de delirio, de arrebato, de sentimiento un
poco desmesurado: ojalá esto, ojalá lo otro...»

Por una traición
- Silvio aclaranos el misterio de Ojalá, esa canción que todo el mundo la ve casi que como quiere, aunque el sentir de casi todos es que la dedicas al General Augusto Pinochet; muchos otros piensan que es una canción que nos revela a Silvio en uno de sus más grandes despechos, (risas).
-Silvio- (Risas) Sí, estoy de acuerdo con eso. La canción se presta a muchas distintas interpretaciones según cada quien; pero en lo que todos coincidimos es en el hecho de que denuncia “La Traición” y nos define ante esta última. En ese sentido, se adecua perfectamente a Pinochet pues este general juró lealtad al presidente Allende, mientras a sus espaldas maquinaba el de destruirle... Claro que también se dan casos de traición en la relación de una pareja, pero Ojalá denuncia una traición mucho más grave; mucho más dura. La traición en una pareja puede tener mil significados y mil respuestas. El caso de Pinochet es sólo traición; pero no la escribí específicamente para éste. Aún no se revelaba en toda su extensión como el Gran Traidor del Pueblo Chileno. La escribí sí, para ese modo muy peculiar de la traición...

miércoles, 2 de enero de 2008

Mezo Bigarrena: el bohemio sin suerte


Conoció a Joaquín Sabina durante su exilio en Londres. Como dos buenos amigos, se disputaron mujeres y cuentan que ésta pudo ser una de las razones por las que, años después, terminaron distanciándose. También compartieron humildes faenas en las épocas duras. Ambos se dedicaron a la música, aunque tomaron rumbos diferentes: Sabina se hizo popular, pero su compatriota, el vasco Mezo Bigarrena, prefirió -por su idiosincrasia- vivir en las sombras, lejos de las frivolidades, y sólo pudo grabar dos discos: “Viaje de Vida” y “Avión”. Posteriormente, en 1993, terminó por suicidarse, colgándose de un árbol en los bosques de Palermo. El desdichado fin de este bohemio sin suerte inspiró a Sabina en "Flores en su entierro" o "Flores en la tumba de un vasquito" (dos versiones diferentes). Entre otros tormentos, Mezo fue perseguido por la Interpol acusado de traficante de droga. Para alejarse de los excesos -y escaparse de la policía, por qué no-, el Vasco se instaló en Rosario, donde -lamentablemente- la vida nocturna no le fue esquiva y terminó por consumirlo. Si bien no supo llegar al grueso de la sociedad, en el mundillo artístico sí fue admirado e incluso, Juan Carlos Baglietto hizo famoso algunos temas de su autoría, como “La Rosa Fantasma”, “Adoquines en tu cielo, Rosario” y “José Albañil”.
Este es un brevísimo resumen de su vida. Pensé en hacerlo más extenso, pero la nota periodística que realizó Ina Godoy, en septiembre de 2003 para Página 12, parece insuperable. Este es el link: "Vasco Viejo".

Adoquines en tu cielo, Rosario”, la descripción más bella de una ciudad, de un lugar...


JOAQUIN Y SU CANCION PARA MEZO
Esta es una de las versiones de la canción que le dedicó Joaquín Sabina a la partida de Mezo Bigarrena: "Flores en la tumba de un vasquito".



BIGARRENA SE BURLA DE SABINA
Como dijimos anteriormente, Mezo y Sabina se distanciaron luego de una larga amistad, aunque los motivos nunca se supieron con exactitud. Además, mencionamos que Joaquín le compuso un tema luego de su muerte. Sin embargo, lo que no muchos saben, es que Bigarrena también le escribió una canción a su compañero de exilio. Pero, claro, en ella el Vasquito, claramente resentido con Sabina, se despacha con todo, mencionándolo como snobista, camarero de Londres, y un Yuppie (este es el nombre del tema), que significa un joven superficial que aplica a su vida sólo trivialidades, banalidades y consume lo que está de moda. Escuchá "Yuppies":

 
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