Con una energía y un look juvenil, a los 46 años, Andrés Calamaro hizo delirar a unas 15 mil personas en Central Córdoba, luego de estar más de diez años sin tocar en nuestra provincia. Un show de alto vuelo que duró más de dos horas y sólo necesitó de un control de seguridad de 65 policías para que no se generara ningún disturbio.
Quizá no tenga la misma energía que esa última vez en la que pisó suelo tucumano: en diciembre de 1997, cuando interpretó “Alta Suciedad” en Caja Popular. Pero Andrés
Calamaro no aparenta un tipo de 46 años. Recorre el escenario como un
pibe más. Salta, grita, canta con ganas, viste con onda, se para, se sienta, toca el órgano, se vuelve a parar… no se quedó un segundo quieto en las más de dos horas que duró el recital del miércoles por la noche, ocasión que aprovechó para presentar su último disco: “La Lengua Popular”.
Vestido con una remera ajustada negra, de mangas bastante cortas; con una gorra a
cuadritos en escala de grises; con
jean azul fuerte y anteojos negros, Andrés salió al escenario pasadas las 22.30 (casi 23.00) y terminó su
show alrededor de la 1.00 del siguiente día, bajo la admiración de unas 15 mil personas que colmaron el club Central Córdoba. Entre toda esa gente, de 26 años de promedio de edad, se observaron hombres mayores, de más de 50, que alegremente penetraron entre la multitud a
vivar las canciones de su ídolo.
Para disfrutar del
show, que el astro abrió con su tema “El Salmón”, los fanáticos tuvieron que superar un operativo de seguridad de consideración menor: sólo bastaron 65 policías para controlar que no se generara ningún disturbio antes, durante ni después del recital. Sin embargo, se destacó la falta de sentido común de los controles, que secuestraron encendedores de los asistentes, por lo que los fumadores no pudieron disfrutar de un cigarrillo al aire libre acompañando de un digno espectáculo (¿Con qué fin los retuvieron? ¿A dónde van a parar todos esos encendedores secuestrados?).
Su showMuchos le critican a Andrés
Calamaro que haya abandonado su país para radicarse en España. Sin calificación alguna, eso no está en discusión en esta crónica. Sin embargo, hay dos cosas positivas para destacar: una es el profesionalismo que adquirió en Europa: el montaje del
show, la calidad del sonido y todo lo demás; y la otras es que no se olvidó de una costumbre bien latina: la famosa “¡Otra, otra…!”; es decir, despedirse de su público y volver a seguir cantando (tocó cinco temas más en su segunda vuelta) cuando la gente lo aclama. La pálida está clara también: el precio de las entradas: 50 pesos parece algo excesivo.
El escenario tenía la forma del frente de una casa canadiense, de una casa de techo a dos aguas, con dos puertas gigantes abiertas de par en par, repletas de parlantes y cada una con su pantalla gigante. En el centro del escenario -en la pared del frente de la casa- había intercalada tres pantallas de
video rectangulares. Reflectores por todos lados y humo de todos los colores, que salían sin pedir permiso desde el suelo y se evaporaba en el oscuro cielo de la noche.
Tocó temas de Los Abuelos de la Nada, Los
Rodríguez, Alta Suciedad, Honestidad Brutal, El Salmón y muchos más de su repertorio. Uno de los que más locura desató entre la gente fue “Te quiero igual” (de Honestidad Brutal), pero, a decir verdad, todas las interpretaciones fueron seguidas con las misma gran intensidad. También cantó un par de tangos y hasta unas parejas se animaron a bailar “Mano a mano” en la cancha de
básquet, el único sitio más o menos despejado del predio.
“Tucumán, criolla y combativa”A mitad del recital, presentó a su equipo de músicos: en Guitarra, Julián Muñoz Kanevsky y el valenciano Diego García Gallardo; en Batería, José “El Niño” Bruno; y en Teclado, el mendocino Carlos “Tito” Dávila. Mientras que contrató al Coro de la Bersuit, que está integrado por “Dani” Suárez y el “Cóndor” Sbarbatti. Más allá de estas venias, la real ovación estalló cuando Calamaro anunció que entre sus intérpretes estaba, en el Bajo, Candy “Caramelo” Avello, quien se ganó aplausos, gritos, silbidos y los cánticos populares de la ocasión.
Luego de eso, entre tema y tema, Calamaro sobrellevó un breve pero filoso diálogo con su público. “¿Se copan?”, preguntó con tono cómplice en un momento. “¡Hay relleno para la empanada tucumana!”, ironizó en otro instante. Después, dio otro mensaje: “Estamos muy honrados de venir acá, para cantar para Tucumán, para el norte argentino”. Con este mensaje lo dejaba claro: Andrés sabía que sus seguidores no sólo eran de esta provincia, sino que había mucha gente que había llegado desde Santiago del Estero, Salta, Catamarca y hasta Jujuy. Y por último, enajenó a los locales: “Tucumán, criolla y combativa”, recitó Andrés, y sus fanáticos, eufóricos y orgullosos, respondieron con un clásico: “¡Tucumán, Tucumán, Tucumán...!”.
Además, durante el show, improvisó letras de alguna de sus canciones, amoldando, por ejemplo, el tema “Me arde”, en el que cambió la frase: “Estaba hablando con la hermana de una chica colombiana…” por “… una chica tucumana…”.
Antes de su presentación en Tucumán, el famoso compositor, quien nació el 22 de Agosto de 1961 en el barrio de Once (Capital Federal), llevó su arte por Montevideo (Uruguay), Mendoza y Neuquén. Y próximamente cantará en el Camping Municipal de Rosario, en la provincia de Santa Fe, y el domingo 23 hará lo propio en el Casino Club Posadas, en Misiones.
Rima, pero Andrés Calamaro, en Tucumán, no tocó “Sin Gamulán”. Será porque era verano y el clima era ideal. Será por eso. Será porque él, un 19 de marzo de 2008, volvió a pisar nuestro suelo después de más de 10 años. Será porque la noche fue perfecta. Será porque cerró su show con el tema perfecto: “Paloma”… en fin, “palabras más, palabras menos”, qué más se le puede pedir. Si lo vio, sabe lo que digo. Si no lo vio, póngase de pie y aplauda a quien, para mí, es uno de los artistas de rock más grandes que dio este país en su historia.
LO QUE QUEDÓ (APOSTILLAS)
• Andrés decidió interpretar el tema “Canalla”, que no hubiera sido una presentación tan magnífica si no fuera por lo que se pudo apreciar en las pantallas gigantes mientras sonaba la canción. El genial y desaparecido humorista, Alberto Olmedo, reconocido hincha fanático de Rosario Central (los Canallas), fue presentado, mediante imágenes, en sus mejores sketchs, como en “No Toca Botón” o “Alvarez y Borges”. Aquí no hubo tantos aplausos, pero sí caras de respeto, sorpresa y admiración.
• Parece mentira, pero el 2008 todavía nos encuentra a nosotros, los varones, un poco machistas. Es que cuando Calamaro entonó la canción “El Día de la Mujer Mundial”, los hombres decidieron silbar bajito y restarle importancia a la interpretación. Las mujeres, en cambio, se enloquecieron cantándola al pie de la letra, de punta a punta.
• No podían faltar. En el predio de Central Córdoba, estuvieron a disposición de los espectadores los dos puestos expendedores de bebidas más comunes de todos los recitales: uno ubicado atrás el primer aro de básquet y el otro, también sobre la calle Bolivar, pero en el comienzo del campo de juego. Para comer, la cuestión era más “paqueta”: se vendían filete de carne cortado. Claro que, a la salida, todo volvió a la normalidad con los clásicos puestos de choripanes.
• El merchandising tampoco estuvo ausente en la fiesta y hubo un puesto, ubicado por los organizadores, en el centro de la cancha de básquet del predio de Central Córdoba. Las remeras alusivas al reconocido cantautor costaban 30 pesos, mientras que se comercializó el último Cd: Lengua Popular (también valía 30 pesos) y pines, cuyo precio era de 2 pesos cada uno.
• Delirio. En el comienzo del recital, en las tres pantallas rectangulares principales, se mostró un video de la Lengua Popular. Los espectadores deliraron al ver cómo un rostro masculino terminaba de armar con su lengua un “porrito” de marihuana y, luego, se besaba fogosamente con una lengua femenina. Hubo aplausos y ovación.
• En un momento del show, entre tema y tema, el cantautor argentino llamó al recuerdo la fecha del próximo 26 de marzo, cuando se cumplirán 20 años de la muerte de Miguel “Abuelo” Peralta, uno de los fundadores de “Los Abuelos de la Nada”, y quien convenció al propio Calamaro de integrar esa banda a principio de los ‘80.
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“Tucumaximumpower”
(20 de marzo)
si algo podia faltar, no faltaba cuando subio bbc a cantar me arde
y le pùso un par de huevos de rock, muy al frente
tucuman sin duda
es-fue un instante que guardamos
forever
en nuestro corazon
(*)Escrito (textual) por Andrés Calamaro, en su portal web oficial (www.calamaro.com), unos minutos después de terminar el recital en Central Córdoba.
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FOTO: La Gaceta de Tucumán.