lunes, 18 de mayo de 2009

Carta de vida

¡Infiel, vas y vienes cuando no encuentras tu musa! Sólo así, gritando, su alma se animó antes de que aparezca…
Tan cansado estaba de la vida que decidió pensar en ella. Deshilachando memorias para entender por qué todos querían que claudique, e inútil, como el beso de una dama que olvidaremos, pasó su tiempo esperando encontrarse. Y aunque no siempre detenerse resulta soñar, remover ideas y concluir, aquel rayo de luna meció en la cresta de su corazón cuando menos se movió.
La savia perpetua de los mártires fluye y se desliza como tu sonrisa en las mañanas. El canto del pájaro que olvidó vuelve a acariciar sus sonidos. A esa la tomó. La estrujó con la fuerza mágica que tienen los deseos de esos niños que aprietan su puño y cierran los ojos. Esta vez, no tuvo miedos. No rezó plegarias. No te vas, se dijo... Y nunca se fue.
 
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